25. PASE LO QUE PASE

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Wilhelm

Después de entregarnos por completo el uno al otro a nivel corporal, me gustaría que nos entregáramos a un nivel más difícil: el mental.

Digo difícil porque todo el mundo sabe abrirse de piernas, pero no todo el mundo sabe abrir su corazón. Y aunque nosotros nos hemos entregado de ambas maneras, siento que aún no hemos hablado de ciertas cosas. Y puede que, con el juicio a la vuelta de la esquina, esta sea nuestra última oportunidad para hacerlo antes de irme.

Cuando tu cuerpo ha sentido una pasión tan desenfrenada, necesita recuperarse. Coger aire, una ducha fría, y dejar ventilar la habitación para dejar salir el olor a sexo.

Le propuse a Simon salir al jardín y sentarnos justo en la mesa de picnic donde esta mañana estaba sentado con Sara jugando a las cartas.

A Simon no le conté toda la verdad sobre mi conversación con Sara. Se me ocurrió, mientras ella se desahogaba conmigo, una idea para intentar salvar a Simon en el juicio. Una idea que requería la ayuda de otra persona, no podía hacerlo yo solo.

Sin embargo, es mejor que Simon no sepa nada. Sé que se negaría, y no puedo arriesgarme a quedarme sin hacer nada. Así que, por ahora, Sara y yo compartimos un plan secreto.

Sé que Simon y yo nos prometimos no tener más secretos entre nosotros. Pero este solo es un secreto temporal que saldrá a la luz el día del juicio. Y sé que Simon no se enfadará cuando comprenda que hice todo lo que pude por salvar nuestra relación.

No sé si saldrá bien o mal, pero al menos ahora tengo un plan.

Miro a Simon, quien tiene los ojos cerrados con la cabeza mirando hacia arriba, dejando que los rayos de sol alimenten su piel con vitamina D.

Es entonces cuando decido empezar el diálogo donde ambos abriremos nuestro corazón.

-Esta mañana he llamado a mi madre.

-No me apetece hablar del juicio.

-No es eso. Me ha contado lo que le ha pasado a tu madre en el trabajo.

Simon baja la cabeza, abre los ojos, y me mira, reflejando preocupación en su rostro.

-¿Y?

-Quiere ayudar. Te prometo que ha sido idea suya, ni siquiera se lo he tenido que pedir.

-Vaya, eso es nuevo. ¿Pero qué puede hacer ella?

-El hospital al que vamos nosotros es un hospital privado y muy lujoso. Está en una zona alta, al norte, donde el acceso está controlado por vigilantes de seguridad, y solo pueden entrar los trabajadores, pacientes y visitas. No entra nadie que no deba entrar, te lo aseguro.

-Locos hay en todos lados. Seguro que hay algún homófobo en ese hospital que la va a seguir acosando.

-Simon, escúchame. Todo el mundo que trabaja allí o que se puede permitir ir a ese hospital, es leal a la monarquía. Si Linda entra a trabajar allí por recomendación de mi madre, la respetarán. Te lo prometo. Además, el sueldo es muy superior...

La mirada de Simon se pierde unos segundos, analizando la situación. Luego, me mira y asiente.

-Está bien. Se lo diré a mi madre. Seguro que acepta.

Asiento y sonrío. Ahora decido sacar un tema que no me apetecía sacar.

-Por cierto... Esta mañana, cuando me he despertado y he desbloqueado el móvil, estaba abierto el chat con mi hermano y no recuerdo haberlo abierto desde que se fue, así que... -dejo de hablar cuando veo la expresión de culpabilidad de Simon.

YOUNG ROYALS 3: EL CAPÍTULO FINALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora