19. CANCIONES DE AMOR

771 59 4
                                    

Simon

Por la tarde el día empeoró. El cielo nublado apenas se veía de tanta lluvia que caía. Las gotas golpeaban la ventana con tanta fiereza que parecía que el cristal se iba a romper.

Aunque recuperamos las fuerzas de nuestra mañana en bicicleta, pasamos la tarde vagueando. Jugamos al Mario Kart e investigamos un poco más las funciones de la Nintendo Switch, leímos algún cómic de "The Walking Dead", ya que los de "Heartstopper" nos los sabíamos de memoria. Nos pusimos un par de capítulos de "Sex Education", la serie favorita de Wilhem, acurrucados en el sofá, con algún que otro beso y caricias de por medio.

Mi madre entró a nuestra habitación de golpe. Menos mal que no estábamos haciendo nada...Tengo que acordarme de echar el pestillo.

-Mamá, qué susto, no entres sin llamar. -le pido.

-Perdón, perdón...-se ruboriza mi madre. -Me voy ya a trabajar. Os he dejado puré de verduras en la nevera y también hay yogur de postre, por si queréis.

-Muchas gracias, mamá. -le sonrío.

-Muchas gracias, Linda. -Wilhem se había incorporado del susto, aunque no estábamos haciendo nada.

-De nada. Pasadlo bien. -mi madre cierra la puerta y Wilhem suspira.

-Wille... No estábamos haciendo nada, tranquilo.

-Lo sé, no sé, me sigo poniendo nervioso. Como nos han interrumpido tantas veces, ya siento que estamos haciendo algo que nadie debe ver.

-Anda, ven. -le indico con las manos para que vuelva a tumbarse conmigo. -Vamos a ver si Maeve y Otis se lían de una vez.

-Pues no queda... -dice irónicamente.

-¡No me hagas spoiler! -me río. Wilhem se la ha visto ya cien veces, pero esta es mi primera vez.

Cuando se va a tumbar, el tono de llamada de su móvil nos interrumpe.

Wilhem se acerca a la mesa donde está enchufado y suspira.

-Es mi madre.

-Llevas días sin hablar con ella. Cógeselo. -le digo, aunque en el fondo solo quiero que se tumbe conmigo y seguir estando aislados de todo.

Wilhem me hace caso y responde a la llamada.

-Hola... Sí, estoy con él... ¿De verdad? Y no me vas a contar nada, ¿no?... Claro, claro... Por supuesto, pero no te voy a contar nada... No me hagas posicionarme, mamá, sabes a quien voy a elegir... Ya lo sé... No, no hemos visto las redes sociales. Es todo muy abrumador... No es mi culpa que la gente nos apoye... No le pienso preguntar eso... Que si, que si... Adiós. -Wilhem cuelga y su expresión vuelve a estar apagada. Siempre que su familia entra en escena, su tristeza y ansiedad vuelven.

Su mano acaricia su pecho. Cierro la pantalla del ordenador y me levanto.

-Mírame. -le pido.

Nuestras frentes se juntan. Mi mano sobre su mano da círculos en su pecho, calmándolo. Inspiramos y suspiramos a la vez. Nuestros ojos no se apartan los unos de los otros.

Cuando ya se ha calmado, me abraza. Y no sé cuánto tiempo nos quedamos así. Pero le beso el cuello y le acaricio la espalda.

-Estoy aquí. No estás solo. -le recuerdo. -Te quiero.

-Te quiero. -me responde. -Gracias.

Nos separamos para darnos un beso breve. Pero nos miramos, y leo en su mirada que necesita más. Y yo también.

Profundizamos el beso. Labios, cuello. Adiós a las camisetas, pantalones, calzoncillos. Adiós a los problemas, a nuestras familias. Adiós al juicio. Adiós al capítulo que estábamos viendo. Solo él y yo. Dos cuerpos fundidos en uno.

YOUNG ROYALS 3: EL CAPÍTULO FINALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora