39. A TRAVÉS DE TI

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Wilhelm

Sábado. El mejor día de la semana. Te despiertas sin prisa, el silencio como único ruido, y te quedas mirando los tímidos rayos de sol que atraviesan las cortinas, pensando en todo y en nada a la vez. 

La primera semana en Hillerska con Simon, después de todo lo que ha pasado, ha sido increíble. Es lo que siempre me imaginaba cuando sentía impotencia por tener que escondernos o no poder estar juntos.

Es el último trimestre y también el más corto. Como en Pascua no hemos estudiado nada, decidimos no vernos este fin de semana para concentrarnos en los trabajos y evitar que se nos acumule el temario.

A pesar de que en lo único que pienso es en estar con él, me consuela saber que no me despegaré ni un día de su lado en todo el verano. Ahora que sé que el juicio ha salido bien, puedo permitirme fantasear y planear un verano de ensueño junto a él.

Además, queremos coger fuerzas porque la tormenta aún no se ha ido del todo. El lunes acompañaré a Simon al juicio de su padre. No tendremos clase ya que la directora estará allí con más profesores de testigos.

Sé que está nervioso, pero me tranquiliza saber que ahora ve a Boris. Ir a terapia te puede salvar la vida, como me la salvó a mí el trimestre pasado.

Por otro lado, mi madre me llamó ayer para decirme que el próximo fin de semana, Simon y yo tendremos que ir a palacio para determinar nuestras acciones futuras. Simon alucinó cuando se lo conté anoche. Mi madre le ha invitado a mi casa a pasar el fin de semana. A nuestra casa. Y sabe que los periodistas lo verán.

Aunque nos da un poco de miedo saber qué va a pasar a partir de ahora, el hecho de que mi madre le vaya a dejar entrar en nuestro mundo me da esperanzas de que lo que sea que hayan planeado, será bueno.

Solo sé que, sea lo que sea, tenemos que estar preparados para que ninguna tormenta más nos pille desprevenidos.

Voy a la biblioteca a estudiar para dejar de pensar en la soledad de mi cuarto.

En uno de los pasillos, un nuevo cuadro me llama la atención. Me paro de repente, como si de reojo hubiera identificado algo que me resultaba familiar.

Es un retrato de mi hermano con el uniforme de Hillerska.

Me quedo ahí parado, mirándolo fijamente. Sus ojos azules reflejan felicidad. Muestra una sonrisa de labios cerrados con expresión relajada. Casi siento como si me estuviera mirando a mi y en cualquier momento fuera a abrir su boca para decirme cualquiera de sus bromas. "¿Vas a pasarte el sábado estudiando en la biblioteca? Qué responsable te has vuelto", me diría, con sus ojos llenos de vida.

Me hubiera encantado saber más de él, de los motivos que le llevaron a ir a ver a Boris. Nos llevábamos muy bien, pero no nos abríamos en canal el uno con el otro. Supongo que ya es tarde.

-Buenos días, alteza. -la voz de la directora me sobresalta.

-Ah, buenos días, directora.

Se sitúa a mi lado, mirando de frente al cuadro.

-En las vacaciones aprovechamos para restaurar un poco Hillerska. El príncipe, que en paz descanse, merece ser recordado en el lugar donde se formó.

Trago saliva, intentando no emocionarme.

-Gracias. -le digo. -Aunque verle cada día no sé si me va a ayudar.

-Por supuesto que sí. Su espíritu vive en ti.

-No me parezco en nada a él. Este era su destino, no el mío.

-La vida tiene una forma curiosa de llevarnos a nuestro destino.

YOUNG ROYALS 3: EL CAPÍTULO FINALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora