41. ¿FINAL FELIZ?

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Simon

Desde que la familia real anunció a la prensa que el futuro de la monarquía sueca dependía del pueblo, no se ha hablado de otra cosa.

Nuestros compañeros de Hillerska nos han mostrado todo su apoyo, los profesores se han mantenido más neutrales, y aunque hayamos querido evitar la cantidad de notificaciones que nos llegaban de las redes sociales, sabíamos que teníamos bastante apoyo, al menos en más países de los que esperábamos.

Sin embargo, solo los votos de la ciudadanía sueca serán los que cuenten. La juventud está mucho más abierta de mente que los adultos, aún así, no perdemos la esperanza en que aquellos que crecieron con tanta censura en el amor, sepan ver más allá de aquellos muros construidos en sus mentes.

Podemos ser el principio de algo, la apertura de una puerta a un mundo más pacífico, tolerante, respetuoso y generoso. Un mundo que entienda que cada persona tiene el derecho de amar como le plazca, independientemente de la raza, el género, el estatus social, e incluso de la edad, siempre y cuando no se haga daño a nadie.

Cuando era pequeño, me solía fijar más en los chicos que en las chicas, y aún así, he crecido viendo dibujos y películas donde los padres siempre eran "hombre y mujer", donde el amor romántico por el que todos suspiraban lo protagonizaban personas de distinto sexo. Siempre he pensado que el problema era mío.

Tengo la suerte de tener una madre que me transmitió amor, confianza y aceptación, y eso me ayudó a tener amor, confianza y aceptación por mi mismo, sin avergonzarme ni esconderme por sentir lo que siempre he sentido.

Hoy, con mi familia, mis amigos y Wilhelm a mi lado, me siento la persona más afortunada del mundo.

Solo falta conocer la decisión de nuestro futuro.

Wilhelm

Aunque las elecciones han ocupado un gran porcentaje en mis pensamientos, he logrado reservar espacio para terminar los exámenes y despedir mi primer año en Hillerska.

Aún recuerdo cómo me abrazaba a mi hermano para que no me dejara solo en Hillerska, y ahora pido ganar las elecciones para poder terminar aquí mis estudios secundarios, junto a Simon y a mis amigos.

Todo ha pasado muy rápido. Toda Suecia ha ido a votar durante las últimas veinticuatro horas en las que apenas hemos dormido. Ya solo quedan los minutos que tarden en hacer el recuento de votos.

Mis padres asumieron que tanto la casa de Simon como palacio estarían invadidos por la prensa, así que decidimos irnos a una finca perteneciente a mis abuelos paternos, a las afueras de Estocolmo.

Es una casa amplia de dos pisos, con suficiente espacio para todos, y rodeada de kilómetros de terreno en plena naturaleza. Es un tesoro familiar donde a Erik y a mi nos encantaba venir en verano a descargar nuestra energía infantil.

Mis padres han vuelto a sorprenderme dejando traer a todos mis amigos a la finca, ya sea para celebrar la victoria o para sujetarnos en la derrota.

Estamos todos sentados en el extenso sofá, ya sea mordiéndonos las uñas, el labio o moviendo la pierna sin parar, como reflejo de nuestro nerviosismo por conocer la decisión final.

Mis padres están sentados en un extremo, con sus manos unidas, y me pregunto qué resultado les gustaría escuchar: si la felicidad de su hijo o el triunfo de una historia ancestral.

La presentadora de la televisión muestra imágenes de las calles suecas desérticas y silenciosas. Todo el mundo espera pegado al televisor para conocer nuestro futuro, como si fuesen sus vidas las que están a punto de cambiar.

YOUNG ROYALS 3: EL CAPÍTULO FINALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora