11. EL PAPEL DE NIÑO BUENO

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Wilhem

Ya no había nada que esconder. En tres días, todos los secretos que llevaba cargando a la espalda ahora son de dominio público. Que yo era quien aparecía en el vídeo íntimo con Simon, que August fue quien nos grabó y quien lo filtró a internet, que Simon vendía pastillas (aunque la gente no sabe que solo se las vendía a August para poder pagarse unas clases particulares). Tampoco saben que Sara está enamorada de August ni que le denunció para intentar conseguir el perdón de Simon. Pero bueno, la gente nunca lo puede saber todo, aunque piensen que sí.

También sabe todo el mundo que en dos semanas se celebrará el juicio entre los Eriksson y la familia real. Aunque, en realidad, es entre Simon y August, pues tras enterarse el juez de lo de las pastillas, decidió que Sara tan solo fue quien denunció a August, pero no hay nada por lo que culparla. ¿O sí? ¿Es Sara cómplice por haberlo ocultado? Supongo que no, porque entonces yo saldré en su defensa diciendo que mi familia y yo también lo sabíamos.

August y sus abogados, y, bueno, mi familia, harán todo lo posible para alejar a Simon de mi vida. Le culparán por vender pastillas, le expulsarán, y le darán dinero para que desaparezca. August, por otro lado, saldrá impune tras demostrarse que fue Alexander quien nos grabó. Sin embargo, aún teníamos dos semanas para intentar que ese no fuera nuestro final. ¿Cómo? Aun no lo sé. Pero algo se me ocurrirá. Eso lo tengo claro.

Mientras el resto del mundo seguía con su vida normal, con otras nuevas noticias de las que escandalizarse, mi familia y la de Simon empezaron a preparar el juicio con sus respectivos abogados. Yo, al estar en medio, sentía que no pintaba nada en palacio. Seguía enfadado con mis padres, aunque ellos, como siempre, me aseguraron que había que hacer lo que hiciera falta para proteger a la monarquía. Y que, con el tiempo, olvidaría a Simon, como mi madre olvidó a David (palabras de mi padre). La diferencia es que Simon no era ningún David. Era el amor de mi vida. Y mis padres me decían que con haberle cambiado de casa y darle protección ya le habían dado suficiente ayuda.

No quería seguir en mi casa. Todo el mundo estaba preparando el juicio y no se hablaba de otra cosa. Además, yo era "Team Simon", por lo que si tuviera que estar en algún sitio, sería con él. Por ello, decidí fingir el papel de niño bueno y pedirle a mis padres que me dejaran estar con Simon estas dos semanas por si después del juicio, no le volvía a ver en mi vida.

-Por favor. -les pedí con ojitos suplicantes. -Si todo sale como decís, no volveré a ver a Simon en mi vida. Solo os pido estas dos semanas.

-Dos semanas es demasiado. ¿Qué pensáis hacer? ¿Fugaros? -dice mi madre con ironía. La verdad es que no se me habría ocurrido lo de fugarnos, pero conozco a Simon, y sé que él no querría que el resto de nuestra vida se basara en estar escondidos sin ni siquiera haber terminado el instituto. Y mis padres probablemente me matarían. Un escándalo más para la monarquía. "El príncipe Wilhem se fuga con su amor para librarse del juicio y de las ataduras de la monarquía". Suficiente lío hemos montado, así que no, "no a la fuga".

- ¿Fugarnos? Claro que no, somos chicos responsables y no le tememos al juicio. Sabemos que no podemos hacer nada para ganarlo. Solo queremos estar juntos el tiempo que nos quede.

-Por favor...Ni que se fuera a morir. -ríe mi padre.

-No sé lo que será morir, pero si sé lo que es estar muerto en vida, y así es como me siento yo sin él. Así que os pediría que me deis dos semanas más de vida con él.

Mi madre se tapa la boca con la mano para ocultar una risa. Quizá me esté pasando con el papel de niño bueno.

-Por favor, por favor. -solo me falta ponerme a pestañear en plan melodramático.

YOUNG ROYALS 3: EL CAPÍTULO FINALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora