15. NOCHES DE PELÍCULA

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Wilhem

Dos noches y un día con Simon y ya siento que, pase lo que pase, todo ha merecido la pena.

De nuevo, me despierto yo primero y me quedo observándole durante una preocupante suma de tiempo. Paso mis manos rozándole la espalda y el pelo, sin llegar a tocarlo para no despertarlo, aunque duerma como un tronco.

Anoche, después de nuestra sesión de amor descontrolado, me quedé frito en un segundo. Así que otra mañana más me despierto sin tener ningún plan para que Simon gane el juicio.

Me doy una ducha de agua caliente y, aprovecho que el día está más frío y nublado para ponerme una sudadera azul oscuro con la que me siento muy cómodo. Seguramente llueva y no salgamos, así que me vuelvo a poner los pantalones del pijama. Total, si salimos sería para volver a recorrer las mismas casas de ayer, y hoy me apetece acurrucarme junto a Simon y no hacer nada en todo el día.

De pronto se me ocurre una idea y le mando un mensaje a Jan Olof para que me traiga una cosa.

-Está bien, alteza, iré en una hora a llevársela.

Me tumbo junto a Simon para despertarle y desayunar antes de que venga Jan Olof.

-Simon.

-Uhm.

-Jan Olof va a venir en una hora.

-¿Qué? -al menos ahora sé que solo tengo que pronunciar "Jan Olof" para que Simon se despierte inmediatamente.

-Que le he pedido que traiga algo para distraernos.

-Ah, qué susto, pensé que era para llevarte de vuelta.

-No, no. -me río.

Simon se levanta y, tras asearse, bajamos a desayunar, y por mucho que Simon me pregunte intrigado qué es lo que va a traer Jan Olof, me resisto a estropear la sorpresa.

La hora se pasa rápido y Jan Olof llama a la puerta.

-Aquí tiene alteza. De parte de su madre que se alegra de que os lo vayáis a pasar tan bien y que tiene ganas de verte.

-Ya, ya, claro. Gracias, Jan Olof. -le digo mientras le cojo la pequeña caja cuadrada.

-De nada. Avíseme si necesita algo más, aunque espero que la próxima vez sea para algo más importante.

-Claro, Jan Olof, gracias. -cierro la puerta y me encuentro a Simon apoyado de brazos cruzados en la pared, expectante por ver qué hay dentro de la caja.

Me siento en el salón de estar y él me sigue. Parece un niño de cinco años en la mañana de Navidad.

-Toma, ábrela tu.

Simon abre la caja despegando el celo de los laterales y su boca se abre, expresando su sorpresa.

-¿En serio? -me pregunta, con sus ojitos brillando de felicidad. -Nunca he tenido una de estas.

Simon saca una Nintendo Switch que trae el Mario Kart de regalo.

-¿Te gusta? He pensado que así podríamos pasar el rato en días nublados como hoy que no apetece nada salir.

-¡Me encanta! -Simon se lanza a mis brazos, tumbándose encima de mí en el sofá.

-¡Me alegro! -me río ante su efusividad.

Simon me come la cara a besos y después se apresura a poner en marcha la Nintendo. Viene con dos mandos para que podamos jugar los dos. Subimos a su cuarto y la conectamos en su nueva tele que se encuentra junto al ventanal del escritorio.

YOUNG ROYALS 3: EL CAPÍTULO FINALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora