YOUNG ROYALS 3: EL CAPÍTULO FINAL

20. RECUERDOS

Simon

Aunque pasemos los días como dos chicos adolescentes normales y enamorados, no podemos ignorar la verdad. Lo cierto es que estamos encerrados en esta urbanización para evitar más escándalos antes del juicio. Se supone que no deberíamos vernos.

También es cierto que estamos pasando esta semana como si fueran las vacaciones de Pascua. Pero no. Lo cierto es que esta podría ser nuestra última semana juntos.

La semana que viene Wilhem volverá a su casa y yo me quedaré aquí, en esta nueva casa a la que no me sale llamar hogar aún. El abogado de oficio vendrá y plantearemos el juicio como podamos, aunque yo sé que por más que digamos la verdad y no aceptemos el soborno, no vamos a ganar.

Probablemente me expulsen de Hillerska y nos tendremos que buscar la vida lejos de aquí. Lejos de Wilhem. Quizá hasta mi madre acepte una ayuda económica y nos vaya bien.

Mi vida antes de él era muy aburrida, pero al menos era una vida normal. Yo era feliz con dos amigos de verdad, con cantar en el coro y sacar buenas notas. Pero él me rompió todos los esquemas, y yo simplemente me dejé llevar, ignorando lo complicado que podría volverse todo.

¿Volvería a ese mundo sin Wilhem, donde mi hermana era mi amiga y no me traicionaba ni me guardaba secretos? ¿Dónde ahora mismo mis máximas preocupaciones serían aprobar los exámenes? ¿Dónde no sabría lo que es el amor?

La verdad es que no. No cambiaría los últimos meses por nada del mundo. Ni siquiera con todo el sufrimiento del vídeo, las traiciones y nuestra separación. Porque jamás pensé que se podía llegar a sentir tanto. Jamás pensé que yo iba a ser tan afortunado de saber lo que es amar de verdad con tan solo dieciséis años.

Así que aquí estoy, a las seis de la mañana, escuchando canciones de amor, y pensando en cómo habría sido mi vida si Wilhem nunca hubiera venido a Hillerska. Pensando en cómo habría sido su vida si nunca se hubiera fijado en mí.

Aún recuerdo la primera vez que hablamos, en el comedor. Se presentó como si fuera un chico normal y no el príncipe de Suecia. Recuerdo que por dentro me hizo gracia pero disimulé bastante bien. No entendía qué hacía el príncipe hablándome a mí. Pero supe que quería conocerle más, y le vendí el alcohol a August para poder ir a su fiesta de inauguración.

Recuerdo cómo me pidió salir afuera, cómo cantaba "It takes a fool to remain sane", cómo se escondía de August, con su mano en mi boca, y como casi nos besamos. Lo incómodo que se volvió el momento, y cómo me pidió que volviéramos adentro. Sus ojos llenos de dudas. Ahí supe que pasaba algo más. Que quizá le gustaba.

Aún recuerdo la inocencia en sus ojos. Cómo se colocaba el pelo cada dos por tres. Cómo buscaba mi mirada en clase, en la biblioteca y en los pasillos. Su sonrisa. Cómo mintió a August para venir al partido de Rosh. Cómo animaba el partido mientras se comía un perrito caliente. La vuelta a casa en moto, con nuestras manos entrelazadas.

La noche de películas y nuestro primer beso. Cómo al día siguiente, sentados al piano, me pidió que nos olvidáramos de lo que había pasado. Y, aun así, seguía buscando mi mirada en cada rincón.

Recuerdo cómo se rindió a sus sentimientos, al final de la clase de gimnasia, para pedirme que pasara el fin de semana con él en Hillerska. Un fin de semana que finalmente íbamos a pasar en mi casa, aunque nunca ocurrió. La muerte de su hermano lo cambió todo. Sé que ahí algo se rompió dentro de él. Y me intentó alejar por miedo o por sus nuevas responsabilidades. Por no saber como encajar lo nuestro en su nueva vida. Pero me seguía buscando con la mirada.

Sin embargo, volvió. O volví. Una llamada nocturna e invernal me despertó. "Todo es falso. El césped del campo de fútbol es falso. No hay ningún hombre de verdad, son todos de metal. Pero tú me gustas mucho. Y te aseguro que eso es muy real." Fui a buscarle al campo de fútbol lo más rápido que pude. Recuerdo que mi corazón estaba desbocado. Le vi de lejos, tumbado en el césped artificial. Solo, desamparado. Y corrí hasta llegar a él.