Sentía un hormigueo extraño en la nuca, pero a la vez tenía el cuerpo sedado, demasiado paralizado para poder hacer otra cosa que no fuera caminar. Tal como Hanji le había pedido que hiciera tras su confuso despertar.
No entendía por qué Hanji lo había felicitado. Así como no comprendía su gesto de tristeza y ese reguero de lágrimas por verlo simplemente despierto. Como si no hubiera albergado ese nivel elevado de esperanza que le había asegurado tener antes de la cirugía.
¿Acaso algo se había complicado?
Mientras andaba, casi arrastrando los pies, uno a la vez delante del otro, con suavidad, Eren levantó mecánicamente el brazo para palparse la nuca. Sus dedos no llegaron a tocar bien la venda porosa estrategicamente oculta entre su abundante cabellera castaña antes de que Hanji lo detuviera.
—Eren, por favor. Solo camina— lo instruyó con voz calma—. No hagas ninguna pregunta, no comentes nada al respecto. Solo mantente callado.
Bien. Aquello era fácil. Teniendo en cuenta que aún sentía el potente sedante en su cuerpo. En realidad Eren apenas si podía pensar con un poco de claridad. Veía el terreno del patio borroso, los árboles distorsionados. Pero aún así logró distinguir la carroza que aguardaba por él junto a una sombra que esperaba junto a la puerta.
"¿Levi?"
No se trataba de ningun espejismo robandole la lucidez mental. Eren lo comprendió al oír la orden de Levi de que abordara a prisa el carruaje.
Apenas un murmullo que se alzó y luego se apagó, alejándose hacia el extremo opuesto.
Ayudado por Hanji, Eren abordó el vehículo. Quería decir tantas cosas, pero ni siquiera podía acomodar bien las palabras en su cabeza. Era como un rompecabezas con las piezas dadas vuelta.
—Lo hiciste bien, Eren.
Perplejo, Eren se volvió hacia la ventanilla derecha al sentir un firme apretón en el hombro, cortesía de Levi Ackerman.
Luego lo sintió acercarse. La piel de sus labios rozandole el oído. Eren cerró los ojos ante el cosquilleante tacto. La colonia de Levi se filtró en sus fosas nasales poco antes de que llegarán las devastadoras palabras.
—Perdóname por lo que tendré que hacer.
Eren parpadeó. Intentó en vano pedir una explicación, pero Levi había vuelto el rostro hacia la ventanilla y ahora lo ignoraba. Como si fueran dos completos desconocidos.
De forma extraña, Eren se sintió invadir por el temor. Un temor que no tenía, en apariencia, razón de ser.
***Rod Reiss, Darius Zackley, Dot Pixies y tres miembros más del consejo monárquico esperaban en el salón de reuniones, discutiendo acaloradamente entre ellos hasta que Levi entró al recinto, secundado por Hitch y Marlowe, quienes llevaban esposado a Eren.
—¡Sacrilegio!— exclamó Darius nada más verlos entrar, pero calló al advertir la mirada siniestra que Levi le dirigía.
—Ya pueden empezar— expresó Levi, apoyándose de espaldas en una de las columnas centrales para luego cruzarse de brazos, indiferente.
—Va contra las leyes supremas— manifestó Rod Reiss a viva voz, rojo el semblante—. Están volviéndose en nuestra contra. Todos esos civiles, son peligrosos. No hay suficientes celdas para detener a toda la facción en Rose que proclama a Eren Jaeger como su líder.
—¿Quién fue el último tutor legal del muchacho?— atronó la voz de Pixies cerca del estrado.
—Kenny, la rata, Ackerman— respondió Levi, ajeno al ajetreo y a la ominosa junta—. Fue arrestado y se le desacreditó como persona apta.
—Kenny y Levi son familiares— hizo ver Darius, acaparando de vuelta la atención de los presentes—. Y Levi tenía la custodia de Eren Jaeger en primer lugar.
—No nos arriesgaremos más— se opusieron tres miembros del consejo casi al unísono.
Eren, que se sentía todavía mareado y consternado con la situación, no atinaba a mirar a nadie en concreto. Ni siquiera a Levi. No después de lo que le había dicho minutos antes de llegar ahí.
Todo parecía estar en su contra de nuevo, pero esta vez no había nadie apoyándolo. Estaba solo.
—Aclaremos las cosas de una vez— Levi se apartó de la columna y fue a subir al estrado—. Se están suscitando movimientos guerrilleros. Facciones que no corresponden a nuestro gobierno se están haciendo con el poder. Se están revelando. Hay disturbios y vandalismo. Con la guerra ya no tenemos suficientes militares para contenerlos. Algún adepto de Eren debió filtrar información falsa en los periódicos para desencadenar esto con el objetivo de que lo liberen.
—¿Qué propones exactamente, Levi?— inquirió Dot Pixies, escéptico ante cuanto oía.
Darius Zackley se aclaró la garganta con un sorbo de agua antes de proclamarse al respecto.
—¿Pretendes que liberemos a este criminal?— presionó—. ¿Quieres que nos sometamos a unos simples e insignificantes civiles?
—No realmente— pronunció Levi, empleando un tono reconventivo y entornando la mirada con hastío. Aburrido ya de tanto coloquio—. Ya que Eren se ha convertido en un símbolo de rebelión dentro de las murallas, propongo que Eren Jaeger...— fijó su mirada plomiza y vacía en Eren. Sus ojos se trabaron por largos segundos antes de que Levi se atreviera a completar su diatriba—. Sea ejecutado a la vista de toda la población de Rose.
Tembloroso y aturdido, Eren se inclinó para devolver el estómago al ser internamente atacado por la repulsión que se mezclaba con varias emociones más. Su mirada reacia a abandonar la de Levi. Aún cuando la sobrecogida concurrencia lo había vuelto a él su blanco visual.
"¿Por qué, Levi?"
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