XXIII

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Arrodilladas frente a la celda de la contraria, ambas extendieron las manos y fingieron que eran centímetros y no casi tres metros los que las distanciaban.

-No me cansaré de repetirte lo idiota que eres- resolló Ymir y, pese a su enojo, su gesto se suavizó un poco al mirar a Krista-. En serio, debiste irte, Krista- susurró, golpeando el cemento bajo su cuerpo.

Krista se limpió una lágrima y negó tajante. Había durado todo un día inconsciente por los golpes recibidos, pero había llegado a donde quería.

-No necesito ser salvada, Ymir. Recuerda que te dije que no era más una damisela en peligro. Quiero vivir mi propia vida, pero no estará completa si me faltas tu.

Llena de orgullo, Ymir alargó el brazo a través de los barrotes, imaginó que acariciaba la larga y enmarañada cabellera dorada, sus suaves mejillas sonrosadas, sus labios de fresa.

-¿De qué te sirve estar aquí conmigo cuando la libertad está fuera de nuestro alcance?- inquirió.

Krista forzó una sonrisa autocomplaciente.

-Estuve pensando que no quiero ver el exterior- reconoció a media voz, por si volvían los guardias-. Esta bien vivir en las murallas, pero me gustaría que me acompañaras. Quisiera vivir en una granja y dar clases a niños.

-Estas loca, Krista- se exaltó-. ¿Como pretendes cumplir ese sueño estando aquí dentro?

-No estaremos mucho tiempo, Ymir. Se que aun podemos lograrlo.

Resignada a seguirle la corriente, Ymir movió afirmativamente la cabeza. Aunque en el fondo sabía que todo estaba perdido, pero por Krista era capaz de enfrentar cualquier cosa. Lo que fuera, con tal de verla feliz.
***

A pesar de que Kenny ya no estaba, la custodia de Eren seguiría a su cargo hasta que se esclareciera el asunto de la demanda de Levi.

Hasta entonces este estaría al mando, y por ende, la rutina debía llevarse a cabo como de costumbre.

Después de ducharse, Eren aguardó a que El capitán fuese por él. El rostro antipático de Levi lo obligaba a callar todo lo que en el fondo deseaba decirle desde que se habían separado.

-¿Entiendes la importancia de tu papel en esta guerra, Eren?- le cuestionó Levi tras guiarlo al área destinada para la merienda.

Con total franqueza, Eren negó. Tomó asiento y vio sin apetito el plato con hortalizas y un trozo de papa que seguro Sasha se habría disputado a golpes.

Recordarla le hizo sonreír levemente de forma inconsciente. La mirada de Levi se volvió letal al advertirlo.

-Esto no es un juego, Jaeger- lo reprendió-. Miles de vidas estan en riesgo, así que deja de divagar.

Eren apartó el plato y se volvió a mirarlo con aquel aire de desafío y rebeldía que poseyera antaño.

-Lo haría si me explicara sin tanto enredo de qué se trata- dio un respingo y apretó los puños. De pronto la rabia se fue diluyendo hasta dejarlo vacío-. Si de verdad hay una llave en mi nuca, y esa llave abre un cofre, ¿Qué tiene ese cofre?...¿En qué nos ayudará y por qué lo saben solo ustedes?

Resoplando, Levi tomó asiento frente a Eren. Se inclinó sobre la mesa tras hacer un rápido escrutinio a la redonda y asegurarse de que no hubiera guardias cerca.

-Un prisionero se fue de la lengua con Hanji- explicó-. Ya habían fijado fecha para su ejecución así que no tenía nada que perder. Enviaron a Hanji a asistirlo después de una sesión de tortura. Este sujeto le pidió a Hanji que entregara una carta de despedida para su nieta y a cambio le contó lo que ocurrió con tu padre.

Liberty.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora