"Solo estas confundido"
Las palabras de Levi seguían retumbando en su cabeza, martillandole el pecho y provocandole ese molesto escozor en los ojos. A dos días del incidente, el dolor de su pecho, lejos de desvanecerse, se había acrecentado, generandole un terrible malestar que le impedía desenvolverse adecuadamente en los entrenamientos matutinos, de formación, y más tarde, interfería en los ejercicios de valoración física.
No. Eren definitivamente no había estado confundido antes, pero ahora lo estaba.
Consternado y cómo un idiota. No entendía de qué forma pudo sostener la mirada de hielo que Levi le dirigió tras su contundente evasiva a sus sentimientos.
"Pero usted...yo...nosotros"
Todas las ideas se habían quedado estancadas en su cabeza, varadas y sumergidas como en un lodazal. Silenciadas más por orgullo que por inventiva propia.
Ya se había imaginado lo que el Capitán respondería a sus ilógicos titubeos.
Después de todo solo se habían besado. Solo habían follado. No existía nada más entre ellos, todo eran ideas suyas, surgidas por la necesidad imperiosa y demandante, unas ansias casi lastimeras de sentirse amado por alguien.
Y en realidad así era.
Luego del fortuito desplante, Levi no había vuelto a acercarse a él más allá de la exigencia que lo ligaba a una responsabilidad mundana de la que se había hecho acreedor al salvarle.
Obligación, pensaba Eren con una desdicha que le atenazaba el corazón por la noche.
Ya no lo besaba, ni siquiera lo buscaba. Sus encuentros se habían reducido de golpe.
No más caricias bruscas, ni besos competitivos.
El resquemor del rechazo era tan lacerante como veneno amargo y corrosivo deslizándose cuesta abajo por su tráquea.
Ver a Levi, convivir con él a diario y saber que no era correspondido, representaba un completo martirio.
Volvían a ser Cadete y Capitán. Delimitados por sus rangos, divididos por su posición dentro de la milicia.
La tensión que había entre ellos cuando se encontraban juntos empezaba a tornarse conflictiva, insoportable e hiriente.
Durante dos días Eren retuvo el dolor y trató de dar lo mejor de sí en los exámenes, pero era inútil. Lo notaba en la expresión mortificada de Hanji, en sus fútiles intentos de animarlo en cada ejercicio.
Las consecuencias de su pesar se materializaron al tercer día, después de que Levi partiera al distrito Trost para revisar el inventario del nuevo armamento.
Eren se había quedado de pie tras la ventana, viendo sin mirar realmente en dirección al prado. Ahora que finalmente se sabía sólo, pudo pensar en sus amigos. Se preguntó cómo se encontrarían y qué estarían haciendo.
Armin seguro haciendo dibujos sobre el mar, aquel paisaje fantasioso del que tanto hablaba y se jactaba que verían juntos alguna vez cuando fueran libres.
Mikasa quizá estaría entrenando duro, o liandose a golpes con algún superior al entrar en un desacuerdo.
Sasha estaría robando comida del comedor para guardarla en caso de emergencia. Connie iría tras ella para reñirla, pero en realidad le pediría que le guardara un buen trozo de carne.
Jean posiblemente estuviera vanagloriandose frente a algún novato y llevando la contra a cualquiera.
Al cerrar los párpados, los imaginó consigo, del mismo modo que habían estado en su cumpleaños.
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