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Salimos a hurtadillas y me adelanté al Mateo para ser yo con quién se encontrara la Paloma en caso de que estuviera alrededor, lo que de hecho fue así, ya que unos metros más allá me la pillé justo de frente. Antes de hablarle, miré hacía atrás, pero el Mateo ya se había desviado.

— ¡Oh, hueona, menos mal! —Dijo poniéndose una mano en la guata y otra en la espalda. — Mi poto está que revienta.

— Anda nomás. — Moví mi mentón en dirección al baño. — Perdón el olor. — Agregué para sonar más sincera, aunque no hubiera ningún olor en realidad.

— No me importa. —Se dió un impulso, pero retrocedió. — No te vayai, es que después necesito tu ayuda.

— Yap.

Y se fue corriendo hasta el baño como si su vida dependiera de ello.

— Pobre. —Escuché la voz del Mateo y ladeé mi cabeza con el ceño fruncido.

— ¿No te fuiste?

— Me escondí detrás de ellos. —Señaló a un grupo de hueones que estaban conversando y solté una pequeña risa. — Nos interrumpieron nuestro momento. — Dijo poniéndose exageradamente una mano en el pecho, observando a la Paloma empujar la puerta del baño.

— Éramos nosotros o que tu prima reventara de caca, creo que los dos sabemos cuál era la elección correcta. — Caminé unos pasos para apoyarme en la pared, sintiendo la presencia el Mateo junto a mi. — Me dijo que tengo que esperarla.

Asintió con su cabeza y se apoyó en la pared. — Te acompañaré mientras.

— Bueno.

Aproveché su hombro disponible y apoyé mi cabeza en él, mirando a la gente huevear a nuestro al rededor.

Inclinó un poco su cabeza hacía a mi. — ¿Viste a la Coni y al Pipe? Mira cómo bailan, disimulan peor que nosotros. —Comentó el cahuinero.

Los busqué con la mirada y efectivamente estaban super pegaditos bailando. Entre abrí mi boca sorprendida, pero luego reaccioné ante las palabras del Mateo y lo miré extrañada.

— ¿Cómo que disimulan mal?

— Estoy hueveando nomás, si sé que es en una onda amistosa. —Pasó un brazo por sobre mi hombro, ahuecandome en él. — No como nosotros. —Susurró.

— ¿Nosotros? —Me hice la tonta y sentí la leve vibración por una pequeña risa de su pecho contra mi espalda.

Me acomodé mejor entre su cuerpo y luego reiteré otro de sus dichos anteriores.

— ¿Creeis que disimulamos mal? —Levanté un poco mi cabeza para mirarlo.

— Yo digo que es cosa de ver como nos miramos. —Dijo de manera obvia.

Abrí mis ojos más de lo normal y casi me quise alejar de él, como si con eso evitara que alguien nos pillara, pero una fuerza interior no me lo permitió.

—Tu me mirái, yo no te miro. —Defendí mi orgullo.

— Ah que no. —Sonrió de costado.

Volví la posición de mi cabeza a la normalidad y comencé a sentir el calorcito de estar junto al Mateo mientras me ponía a pensar en que realmente me gustaba estar con él de cualquier modo. Estaba percibiendo sensaciones muy bonitas cada nuevo día y de a poco ese nerviecito en la guata se iba transformando en calidez. Estuvimos así un largo rato, súper tranquilitos.

— Suelta a mi amiga, delincuente. —La voz de la Paloma irrumpió nuestra pequeña burbuja. Apareció frente a nosotros haciendo como que sus manos eran una pistola y me reí.

Summer love [chilensis]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora