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— ¡Boo! —Sentí unas palmas sobre mi espalda y me dí vuelta.

— Ay, hueona, me asustaste. —Empujé a la Palo.

— ¿Por qué tan solitas? —Se puso entremedio de mi y de la Coni. Ambas después de haber comido las pizzas y que los chiquillos hubieran partido, salimos porque queríamos airecito y nos vinimos a sentar a los escalones mientras la tía se ponía a ver la novela y el Mateo junto a la Palo la acompañaban.

— Queríamos escapar de tu olor a raja. — Le respondí a la Paloma y la Coni se rió.

— Erís como el pico. —Me pellizcó el brazo la ofendida.

— ¿Qué tal con tu novia Denise? —Le pregunté para cambiar el tema.

Sus labios se transformaron en sonrisa enseguida.

— Bien po.

La miré unos segundos, analizando el brillo que relucía en sus ojitos siempre que sacábamos el tema.

— No me mirís así po, que me dai miedo. —Dijo cuando se percató y me puso una mano en la cara.

Me reí. — Te veís tan contenta con ella, Palo. — Ladeé mi cabeza. — ¿Han pensado que va a pasar después de que nos vayamos?

Vi como tragó saliva, pero mantuvo la compostura.

— Se pone reflexiva esta hueona. —Dijo mirando a la Coni.

— Pero responde a su pregunta, no te hagai la tonta. —Le picó una costilla la otra.

— Yo vine a acompañarlas, no a que me hagan interrogatorios.

— No evadas tus sentimientos, Paloma. Ábrete. —La miré con diversión para que no se sintiera presionada, pero en el fondo, se lo estaba diciendo muy en serio.

Puso los ojos en blanco y luego suspiró.

— Nah po, si no tenemos nada, solo es... Una hueá del momento y después chao pescao. —Sonrió con una ligereza que parecía más bien falsa.

— No te la cree ni Dios. —La Coni le dió un codazo.

— Pero, ¿qué se supone que tengo que hacer? Nada po, si ella se va a realizar su vida y yo... Veré por mi lado. — Miró el suelo. — Y ya, ¿saben qué? Ustedes siempre me hacen ponerme reflexiva y no me gusta. Prefiero reírme.

Negué con mi cabeza, pero aún así le sonreí y con la Coni le dimos un abrazo.

— Cuando te atrevas a soltar lo que de verdad te pasa estamos disponibles pa'ti, ¿lo sabís, cierto? —La miré.

— Si sé. —Cerró sus ojos y siguió en el abrazo. — Ya. No nos pongamos sentimentales, vamos a ver la novela que está terrible buena. Además está oscuro ya.

La Coni le siguió la conversa levantándose del escalón junto a ella, mientras yo me decidía por si entrar o quedarme un ratito más, pero tomé mi celular que había dejado a un lado de mis piernas y terminé levantandome igual.

Cuando iba a pasar hacía el living, el Mateo que ya se encontraba mirando en dirección a la entrada principal. Levantó su mano, haciéndome una señal de que esperara, así que me quedé al lado de la puerta.

— ¿Qué pasó? —Hablé bajito cuando llegó a mi lado.

— Ven. —Tomó mi meñique suavemente y me hizo ir con él hacía afuera. Cuando estuvimos en los escaloncitos, se sentó y le seguí.

— ¿Quép? —Lo miré.

— ¿Estái bien?

Fruncí el ceño. — Si...

Summer love [chilensis]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora