El ruido de los servicios al chocar acompañaban las risas y la conversación que estábamos teniendo entre todos en la mesa. Los gnocci del Mateo y la tía Marcela definitivamente habían sido todo un éxito, incluso la mayoría había repetido plato. Era un almuerzo feliz, como si no hubiera estado tensa la situación en el desayuno.
La Coni y yo nos reíamos de la Paloma, que parece que le encantaba molestar al tío y hacerlo enojar, porque era mecha corta. El Mateo y el Rodrigo también se sumaban a molestar a su papá, parecían muy cómplices y supuse que al parecer, si es que habían tenido algún tipo de conflicto, ya debía estar olvidado.
Luego de terminar el almuerzo, a la tía se le ocurrió que fuéramos todos juntos a la playa y que aprovecharamos que ya no nos quedaban muchos días para tener que volver a nuestras casas.
Así que, después de una media hora, nos encontrábamos sentados en las toallas que habíamos puesto en la arena, a excepción de los papás el Mateo que fueron los primeros en meterse al agua para aprovechar el solcito.
— Son muy tiernos. —Le comenté al Mateo mientras cerraba el envase de bloqueador.
El Mateo los miró hacía al frente achinando los ojos por la luz del sol y sonrió sutilmente.
— Han durado caleta y aún así pareciera que se quieren, a pesar que mi papá sea un amargao'. — El Rodrigo se sumó a la conversación.
Lo miré hacía el lado. Estaba echado en su toalla con unas gafas puestas en la cara y sus brazos detrás de la cabeza.
— Estai cómodo parece. —Lo molestó la Paloma, que estaba de guata, bronceando su parte trasera. Y al lado de ella, estaba la Coni que se había quedado dormida con su jockey tapándose la cara.
— Déjame piola, loquita.
— Llegai a puro flojear aquí a Chile.
— Ni hablar de ti po, no haces na' en la casa y aquí puro broncearse. —La molestó de vuelta.
— Callao.
Me reí y bajé mi vista al celular, en que me había llegado un mensaje de mi mamá en respuesta a los que le había mandado en la mañana. Según ella, ya era bastante el tiempo que había pasado aquí, pero solo le dije que era mejor volver tarde que nunca.
Lo dije en broma, pero se lo tomó medio literal.
Tecleé mi respuesta y bloqueé el celular. Sentí como algo reposaba en mi hombro y lo giré levemente, teniendo la cara del Mateo a centímetros de la mía.
— ¿Por qué esa carita?
Dejé de fruncir mis cejas, las cuáles no me había dado cuenta que tenía así.
— Mi mamá me retó. —Hice un puchero.
— ¿En serio? —Se separó de mi.
— O sea, no. Dice que vaya pensando en volver, que hay harto que hacer en la casa y que me tengo que preocupar de las cosas de la U.
Ladeó su cabeza mirándome con ternura y me hizo piojito.
— Vamos que se puede.
— Si, ya sé. —Rodé los ojos. — Pero bueno, es lo que toca. A ti también se te viene... —Sonreí apretando los dientes con nervios.
— Mmh, si. —Murmuró.
Su vista rápidamente se desvió hacia al frente y soltó un pequeño suspiro que intentó disimular.
¿Me estaba pasando rollos o últimamente parecía estar más melancólico de lo normal este chiquillo?
— ¿Querí ir al agüita? —Pregunté para que volviera en si.
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Summer love [chilensis]
RomanceUnas vacaciones de verano junto a tus mejores amigas en la casa de la playa del primo de una de ellas pueden ser el motivo perfecto para encontrar un 'summer love', pero la Mila no anda en esa onda, además, un amor de verano ya sonaba utópico po, ¿o...