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Abrí mis ojos, encontrándome con la pared juzgándome por todo lo sucedido la noche anterior.

Y como sí eso no fuera suficiente, la punzada en mi cabeza llegó como una cachetada para darme a enteder que toda acción tiene su consecuencia.

Cerré mis ojos de nuevo intentando hacer caso omiso al dolor del que ahora era consciente, pero no sirvió. Mi sensación corporal se sentía fatigosa; quería descarcararme y ser alguien nuevo para no sentirme de esa manera, pero lamentablemente eso no era posible, así que haciéndome responsable de mis actos, me incorporé en la cama con sumo cuidado.

Y miré hacía abajo.

Para más remate me había tenido que dormir en la litera de arriba y ahora tenía que bajar para empezar el día.

Exhalé frustrada el aire contenido en mi pulmones, haciendo que aquello repercutiera en mi cabeza.

Bajé de la cama con la mayor cautela, sintiendo mi cuerpo adolorido. En cuánto pisé el suelo firme, entró en mi campo de visión el cuerpo de la Coni esparcido en la que era mi cama.

Pobrecita mi querida amiga.

Por otro lado, la Paloma brillaba por su ausencia.

Salí de la pieza para dirigirme al baño con mis cosas a hacer mis necesidades y a ducharme de una buena vez para sacarme el asco de sensación, pero al estar fuera la puerta cerrada de la pieza del Mateo me llegó como una segunda cachetada con un flash adicional en mi cabeza recordándome lo desesperada que me debí haber visto anoche, así que me apresuré a llegar al baño para evadir mis pensamientos.

Cuando estuve lista, la Coni seguía raja en la pieza, así que tomé mi celular y bajé las escaleras hacia la cocina a tomar un vaso de agua que estaba necesitando urgentemente.

El silencio se hizo notar enseguida. Intenté agudizar mi oído para ver si había señales de vida -además de la Constanza que debía seguir en un trance entre la inconsciencia y la vida-, pero no sé escuchaba nada.

Fuí hacía la llave y la abrí para llenar el vaso de agua que había tomado en mis manos.

Lo más probable es que el Mateo tampoco estuviera.

Bebí un sorbo en cuánto sentí el apretujón en mi estómago como resultado de ese hombre adueñándose de mi mente tratando de deshacerme la sensación.

Chucha, eran las 12:50 p.m. Bloqueé mi celular después de verificar la hora y cachar un mensaje de la Paloma en la madrugada que avisaba que dormiría en la casa de la Denise. La perla lo había logrado. Seguramente al llegar nos pondría al tanto de todo.

Luego de lavar el vaso de agua, fuí lentamente hacía el sillón a sentarme a reposar la caña.

¿Quién me mandaba a tomar así?, ¿Por qué besé a ese hueón del que ni me acuerdo su nombre?, ¿Por qué mierda había querido besar al Mateo?

Porque te pasan cosas con él.

Punzada en la cabeza. Cerré mis ojos y me hundí en el sillón.

No sabía que me desagradaba más; si el estado pésimo de mi cuerpo o la vergüenza que me recorría por éste.

En ese caso, agradecía que el Mateo no estuviera presente, dudo haberle podido mirar a la cara como si nada.

Pero anoche... Se sintió algo.

Fue el copete. Definitivamente el copete me hizo distorsionarlo todo, excepto una cosa que supongo que debía tener clara: Me estaba atrayendo el Mateo y ya no tenía forma de negarmelo a mi misma, aunque mi mente intentara pensar que no era así, todo lo demás dentro de mi lo contradecía.

Summer love [chilensis]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora