Mi corazón nunca se sintió tan feliz como en ese momento, sobre todo porque me sentía muy agradecida de tener a las chiquillas conmigo.
— Las quiero caleta. —Dije con la voz amortiguada por el peso de ellas. — Peero necesito respirar.
Ellas se rieron y sacaron el peso de su cuerpo de mi, liberándome y dejándome por fin inhalar oxígeno correctamente.
— Nosotras igual. —La Coni me apretó una mejilla. — ¡Oye! Cochina, entonces, ¡¿nos estái diciendo que ya diste tu primer beso?!
La Palo se acomodó en la cama y me miró con sorpresa. — ¡El Mateo fue tu primer beso! —Se tapó la boca. — Dime que por lo menos fue digno de los libros que lees o si no le voy a ir a pegar por no cumplir tus expectativas.
Mientras me levantaba de la cama, dejándole el espacio a ellas, me reí por lo bajo, sabiendo que tenía otra cosa que confesarles. Me apoyé en la pared de espaldas a la ventana y las miré.
— De hecho, nop.
— ¡¿Te besó mal?! Puta el culiao...
— No, no. —Levanté mi mano en señal de stop. — El Mateo no fue mi primer beso. —Me tapé la boca con una sonrisa traviesa.
Ambas giraron la cabeza como el exorcista para mirarme dramáticamente, provocándome ganas de reír.
— ¿What?
— ¿Cómo, cómo?
Asentí con mi cabeza lentamente. — Teníai razón Palo, si me dí un beso con el mino del carrete en San Valentín.
— ¡SABÍA! —Golpeó el colchón con su mano, haciendo rebotar a la Constanza. — ¡Llegué a pensar que estaba loca!
Me volví a reír.
— Y te lo teníai guardadito, Camila Alejandra. —Dijo la Coni, levantándose para apretarme el rollito. Le empujé la mano.
— Ya, pero es que estaba curá. —Me puse las manos en la cara por unos segundos. — ¿Se pueden creer que mi primer beso fue así?
— Una decepción para el club de lectores de romance. —La Coni negó con su cabeza actuando decepcionada, pero con una sonrisa divertida en los labios.
— Aquí lo importante es —La Palo dió un aplauso. — ¿Besaba rico o no?
Hice una mueca.
— Ni siquiera sé, si estaba muy copeteá.
— Pero Camila, esos detalles son importantes po.
Puse los ojos en blanco sonriendole con burla y me volteé para mirar por la ventana. Me sorprendí al darme cuenta que abajito, sentado en los escaloncitos de la entrada, estaba el Mateo. Mis amigas se pusieron a cada lado y admiramos a la gente pasar.
Me recordó al primer día que llegamos, en que me puse a observar por la ventana y me enamoró todo lo que veía y donde no tenía idea lo que me esperaba las semanas próximas.
— No me quiero ir nunca. —Aferré mis manos a la orilla de la ventana.
— Ni yo, ojalá me pudiera quedar a vivir aquí. ¿La tía Marce me querrá adoptar? —Dijo por su lado la Coni, que se puso a mirar hacia abajo y cuando vió al Mateo, me dió un codazo para que yo también lo viera, pero solo le hice un gesto de que ya me había fijado.
Se veía muy tierno.
— Yo tampoco. —Se agregó también la Palo. — Estoy enganchada de aquí... —Se quedó en silencio un momento. — Y de la Denise.
La Coni y yo ladeamos la cabeza para mirarnos.
— ¿Sabíamos? —Consultó.
— Sabíamos. —Confirmé.
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Summer love [chilensis]
RomanceUnas vacaciones de verano junto a tus mejores amigas en la casa de la playa del primo de una de ellas pueden ser el motivo perfecto para encontrar un 'summer love', pero la Mila no anda en esa onda, además, un amor de verano ya sonaba utópico po, ¿o...