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Pestañeé varias veces antes de si quiera saber qué responder. Literalmente me había dejado sin palabras al mismo tiempo en que sentía una emoción en la boca de mi estómago.

— A lo mejor no era el mejor momento pa' decirlo... —Rompió el silencio que nos había inundado.

— No, no. Es que... No sé qué decir. —Me puse a juguetear con el cuerito de su colgante que se le notaba a través de la polera.— ¿Por qué no me habías dicho?

— Porque no quería que te alejaras.

Me reacomodé para poder mirarlo mejor.— ¿Por qué decí' eso?

— Porque siempre haz andado en tu propia onda... No sé. — Se quedó en silencio un momento, pensativo. — Y cuando caché que me estabai atrayendo, preferí guardarmelo. No quería incomodarte tampoco, así que decidí qué mejor lo dejaba pasar. Pero ahora te volví a ver y me dí cuenta que parece que lo que estaba sintiendo iba en serío y cada día me costaba más negarmelo. — Me miró con atención. — Y para que sepas, no me acercaba a ti con la intención de que me pescarai, siempre me ha gustado nuestra cercanía, más allá de lo que siento. —Aclaró. — La cosa es que... Me gustái. — Puso mechón detrás de mi oreja. — Y parece que cada día que pasa me gustái más. —Admitió.

Sentí tantas cosas en ese instante que ni siquiera tuve idea de qué contestar ante tal declaración, estaban floreciendo muchas sensaciones dentro de mi, no solo nuevas, si no que también cuestionamientos sobre algo que a lo mejor también había estado evadiendo.

— No es necesario que me digas nada, solo quería decírtelo. —Agregó.

¿Y si a lo mejor el Mateo también me gustaba de antes solo que como era el primo de la Paloma lo había tachado de esa categoría en mi vida?

Siempre habíamos tenido una relación 'amistosa' que daba una sensación distinta. Supongo que eso explicaba muchas cosas.

— ¿No te incomodó lo que te acabo de decir?

Espavilé de mis pensamientos y lo miré. — Nop.

— Ah ya. —Respondió con el alivio adueñándose de su voz.

Me reí por lo bajo. — Que erís perseguido. 

Él también soltó una risa mientras lo observaba y por primera vez sentí la confianza para acercarme a sus labios y ser yo la que cortara la distancia entre ambos, tomándolo por sorpresa, aunque no demoró ni un otro segundo en pasar su mano a través de mi pelo y seguirmelo, respetando mi ritmo de suavidad. Después de un beso cortito, me alejé de su cuerpo muy a mi pesar.

— Despertemos a los chiquillos pa' que se vayan a acostar. —Susurré. — Mira como está el Pipe. —Lo señalé con mi mentón.

Sacó sus brazos que rodeaban mi espalda y se removió en el sillón para inclinarse hacía su amigo.— Pipe. —Le habló. —Pipe.

Yo me levanté y fuí hasta el otro lado para despertar a la Coni, quién enseguida reaccionó dando un grito ahogado, tal cuál como si hubiera estado despertando a mi mamá.

— ¿Qué pasó? —Preguntó pestañeando rápido.

— Hay que ir a acostarse. —Dije soltando una sútil risa por su manera de despertar y esta vez fuí hacia la Paloma, sabiendo que tendría que recurrir a samarrearla porque esa ni a gritos reaccionaba.

— ¿Qué hueá? —Preguntó abriendo sus ojos con el ceño fruncido.

— A acostarse.

Hizo una mueca de desagrado y volvió a cerrar los ojos.

Summer love [chilensis]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora