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Un destello de genuina sorpresa se pasó por su cara.

— Por fin lo admitiste. —Habló con obviedad después de unos segundos, poniendo cara de creído.

Dejé caer mi cabeza hacía un lado, mirándolo mal y soltó una risotada, que terminó contagiandome.

— Nah, broma. —Aprovechó que nos encontrábamos abrazados para profundizarlo un poco por unos segundos y luego volvió a mirarme. — Me alegra mucho que haya sido mutuo todo este tiempo. —Sonreí ante sus palabras. — Aunque no me molestaba ser yo el único baboso.

Entrecerré mis ojos.— Yo no andaba babeando por ti, ¿ya?

— A dónde, si tenía que andar secando la baba que andabai dejando en el suelo cuando me mirabai...

— Si, claro.

Sonrió divertido. — No, en verdad, a veces pensaba que lo único que te hacía sentir era irritación.

Solté una risa nasal. — Si, a veces si, pero... —Pasé mi dedo por su cadena, intentando no mirarlo a los ojos, porque me seguía dando vergüenza admitir las cosas. — Me gustaba.

— Que de algo sirviera nacer hueón.

— Si. —Asentí solo para molestarlo, sonriendo con diversión. — Ya. —Suspiré algo aliviada. — Entremos mejor a sacarnos esto. —Me separé del abrazo para señalar nuestra ropa.

— Si, vamos... —Tomó mi mano para avanzar por los escaloncitos, pero quedó a medio camino. — Oye... Gracias por tener la confianza de decírmelo. —Habló refiriendose a mi declaración.

— También te compete a ti, así que debía hacerlo.

— Y con respecto al tiempo de la respuesta... Conmigo no tienes de qué preocuparte, sé que eres una persona que no hace ni dice las cosas solo por hacerlo. Sé que las reflexionas y eso me gusta de ti, eres muy consciente. —Su dedo pulgar acarició el dorso de mi mano mientras hablaba. — Y yo te voy a dar siempre todo el tiempo del mundo pa' lo que sea.

Apreté un poquito su mano, sonriéndole agradecida y entramos a la casa, está vez sin soltarnos porque ya no importaba si las chiquillas nos pillaban o no.

•.࿐࿐࿐.•

— Y cuando los pillé haciendo panqueques, ¿ahí ya estaban juntos?

— Uhum.

— ¿Y cuándo estaban afuera de la pieza el otro día...?

— También.

Miré a mis amigas, que estaban ambas en la misma posición, acostadas a lo largo de la cama con sus cabezas apoyadas en sus manos poniendo total atención a mi, que estaba sentada sobre mis piernas contando el storytime que me habían exigido con lujo y detalles sobre cómo había empezado todo con el Mateo.

— ¿Y hoy por fin le confesaste que te gustaba de hace rato?

— Sip... Me demoré en responderle desde la vez que me lo confesó a mi desde su parte, pero al fin y al cabo lo hice.

— Igual se sabía.

— ¿Se me notaba? —Pregunté algo temerosa.

— O sea, no es que se te notara así full, pero no sé, una es... Bruja pa' la cuestión. —Dijo la Coni, moviendo las manos. — Ustedes tienen una conexión especial po, Milita, es otra cosa.

— Si, hueón. Cuando estaban juntos, era como si fueran ustedes y nadie más. —Agregó la Palo. — Si hasta yo molestaba al Mateo contigo desde antes, pero se hacía el tonto nomás.

Summer love [chilensis]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora