CAPÍTULO 21.
De la mano caminamos en modo amantes en un palacio lleno de lujos y flores. Donde el oro es tendencia y la riqueza se aspira y se vive.
Su mano toma fuerte la mia y mira hacia atrás mientras corremos, riéndonos porque el silencio es difícil de conseguir con sus zapatos y los mios.
Corremos por aquel pasillo del palacio más famoso del pueblo y quien sabe del mundo de los billonarios.
Con Dan nos dirigimos a la fiesta clandestina que realmente muero por conocer. Nunca había experimentado algo así.
Dejamos atrás el pasillo opulento y nos adentramos en el sótano vibrante, llena de luces deslumbrantes y una música envolvente que resonaba en cada rincón, retumbando mis oídos a más no poder.
La fiesta clandestina se revelaba ante nuestros ojos como un mundo aparte, un oasis prohibido en medio de tanta opulencia y discreción.
Dan, con su carisma innato, me abrió paso entre la multitud mientras la emoción se apoderaba de mí.
Mis sentidos se agudizaban, capturando cada detalle de aquel ambiente extravagante, oscuro con tonos rojos. Rostros conocidos y desconocidos se entrelazaban en conversaciones llenas de misterio y complicidad.
Ropa interior en cuerpos que eran ante la sociedad "perfectos" y que incluso me hicieron sentir que esa noche no debería quitarme la bata.
Bailaban, rozando sus cuerpos de tal manera que parecía estar follando con ropa puesta y para ser honesta, me sentí un poco acalorada al ver a la mayoría de esa manera y que no sintieran pudor por mostrarse.
Eran adolescentes y eran libres en aquel sótano.
Nuestro camino nos llevó a un rincón apartado, lejos de las miradas curiosas que no tardaron en ver que habíamos llegado.
Allí, rodeados de un halo de secreto, nos entregamos al deleite de la noche.
El champagne burbujeaba en nuestras copas mientras compartíamos risas y miradas cómplices. Luego se nos unió Darya, quien había llegado con un body ajustado que hacia sobresalir su cintura y destacaba sus piernas.
Podía ver sus pezones en esa tela traslucida y para nada se sintió incomoda por la presencia de su hermano, quien estaba demasiado ocupado tirando insistente de la cinta que rodeaba la cintura de mi bata.
—¡Eres la única ridícula que lleva bata en la fiesta, Evangeline! —me grita él desde la música con sus labios a escasos centímetros de la oreja—¿No quieres que los ojos de todos estén puestos en ti? Quítatela.
—¡Auch!
—Dios, no me refiero a eso—explica—¡Me refiero a que...Dios, ¡tú sabes a qué me refiero!
Me echo a reír porque me he dado cuenta que me encanta verlo sufrir con mi falsa confusión.
—¡No lo sé, Dan! ¡Nadie nunca me ha visto desnuda y menos en ropa interior y no quiero que eso ocurra ante extraños!
—¡Dan! —le grita Darya haciendo un movimiento de cabeza en dirección a una puerta.
Dan asiente como si hubiera entendido una referencia y no tarda en agarrarme de la mano y tirar de mí.
Me lleva hacia esa puerta y la abre con facilidad. Resulta ser que es un baño pequeño en donde hay varios chicos drogándose.
—¡¡¡Largo!!! —les grita Dan con voz potente.
Estos lo miran un momento y al ver que él habla en serio estos se van a regañadientes.
—Un día los Telesco caerán—escruta uno, furioso y Dan parece querer ir detrás de él para darle una paliza pero cuando sus ojos ven los mios, recuerda a qué hemos venido.
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En las sabanas de un Telesco
Roman pour AdolescentsEvangeline Brown se ve obligada junto a su familia vivir en un pueblo enfermo en donde la belleza es un arma mortal, hombres pagan por tu virginidad y en donde deberas casarte a los diecinueve años o estaras condenada a muerte si no lo haces. Depend...