Capítulo 11

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CAPÍTULO 11.

—¡El corset no me deja respirar! —exclamo, incomoda frente a un espejo de cuerpo entero.

—Señorita Brown mientras más delgada se vea, más postulantes tendrá en la lista—insiste la vestuarista que se ha tomado muy enserio de que yo entre en ese martirio.

—¿Con qué pensamiento la han criado?¡Es estúpido lo que dice!

—Sin ofender pero su peso deja mucho que desear a comparación de las chicas del palacio, señorita Brown—se molesta, atando el corset con el rostro enrojecido por la fuerza.

—¡Peso 53 kilos y me he pesado hoy! —grito intentando que entre en razón.

Me suelta ya que ha logrado atarlo, pero siento como todos mis órganos se están dando un fuerte abrazo por dentro.

—Sin ofender, pero no se nota—responde, encogiéndose de hombros—. Seguro su balanza está mal regulada.

Si fuese por mí la enviaría a la mismísima mierda. Me contengo y no sé por qué. No soy cobarde, suelo decir las cosas en el rostro, pero también tendría un conflicto grande con el servicio de aquí y no quiero.

—El chico de maquillaje llegara y se ocupara usted. Luego, el otro muchacho que se dedica al peinado se ocupara de su cabello—me dice—¿Necesita que la ayude con la falda?

—No—contesto en seco.

La mujer se marcha y una vez que escucho que cierra la puerta de mi habitación, vuelvo a soltar el aliento.

Me ha llamado gorda y no es que sea algo malo o trágico, pero lo hizo de manera despectiva como si eso fuese algo malo o trágico.

La mente de todos aquí estaba contaminada y seria un largo camino para hacerle entender a todos que estar gordo no tiene nada de malo. Ni siquiera deberíamos cuestionar el cuerpo de otro ¿qué demonios le pasaba?

Me puse la falda como pude. Era un vestido estilo princesa bonito, pero no era de mi talla. Era incomodo y no me dejaba respirar como debía ser.

Su tono era un blanco inmaculado, brillante como si estuviera lista para casarme. Palidecí al ver que me habían dado un vestido de novia y me había dejado un velo sobre mi cama.

¿El desfile de presentación en la escalera sería con vestidos de novias?

***

DAN TELESCO.

Darya entra a su habitación y se da cuenta que su hermana ni siquiera se ha cambiado para el desfile. Eso lo deja consternado porque él ya tiene su esmoquin puesto.

—Deberías estar cambiada. El desfile iniciara en una hora—le recuerda su hermano mientras se acomoda la pajarita frente al espejo de su habitación.

—Creo que deberías saber que Adíele está haciendo una campaña para ensuciar a Evangeline, la chica exilio subiendo fotos pocos favorecedoras de ella en un perfil de Instagram.

Darya se acerca a su hermano y le enseña la pantalla de su móvil. Dan frunce el ceño.

Evangeline no parece ser de esas chicas que se toman fotos constantemente pero en todas sale en un perfil bonito, aunque con la boca abierta por estar comiendo, con un ojo cerrado y otro abierto que parece borracha y en otras distraída.

Son cuatro fotos en donde algunas chicas le han estado tomando fotos en las que ella no sale bien pero para Dan no significan nada.

—No le veo nada malo—le dice Dan—. Es decir, ella sale bien.

—Dan, sale con papada y con algo de panza en la mayoría de las fotos.

—¿Y?

—Están subiendo fotos en donde no sale para nada favorable para que nadie la escoja como postulante.

—Esto ya empieza a ponerse horrible.

—O calmas a Adíele o no me quedara otra que hacerlo yo.

—¿Y por qué no vas tú? A mí no me escuchara.

—Porque está haciendo todo esto para que tú no te fijes en Evangeline y quizás tú puedas frenarla.

Dan se la queda mirando y pone los ojos en blanco tras darse cuenta que no se ira de su habitación.

—Creo que si vas tú puede que pare—le pide Dan.

—¿No quieres defender a Evangeline? —su hermana se lo queda mirando, atónita—. Dan, fuiste tú el que me pidió que le mandara a hacer un pastel de cumpleaños para que no se sintiera sola y el que quiso sentarse junto a ella al ver que las chicas la estaban excluyendo ¿y ahora no quieres defenderla?

—No es que no quiera defenerla, Darya—dice él, en seco—. Es que ella sabe cómo defenderse del todo sola, solo hay que esperar a que explote y lo hará.

—¿Por qué esperar a que lo haga?

—Porque esa chica como la vez tan calmada y serena con todo lo que ocurre aquí, tendrá que formarse de carácter y cuando lo haga, seré un espectador fascinado—le responde él con una sonrisa—. Confía en ella y veras cómo enviara a todos a la mierda.

—Ya no te entiendo—la chica se echa a reír.

—¿Qué es lo que no entiendes? Evangeline es como un proyecto. Es una chica de una ciudad lejana que no ha sido criada en un pueblo como The Moon, va a sobrevivir porque incluso es más fuerte que la mayoría de las chicas de aquí que se acatan a las normas impuestas por sus padres ¿es que no lo ves, Darya?

Su hermana resopla, sentándose en la punta de la cama del chico y asiente con la cabeza.

—Voy a hacer que te entiendo pero no lo hago. Asentire con la cabeza y haré oídos sordos a partir de ahora—responde la joven observando sus uñas y se pone de pie nuevamente tras recordar que tiene que alistarse. Antes de que llegue a la puerta se da la vuelta y mira a su hermano—. En serio necesito que cuides de Evangeline porque dudo que sus padres puedan hacerlo, Dan. Aunque esa chica no te lo demuestre, debe estar aterrada y no queremos que sólo vea lo malo de The Moon, podria dejarnos mal parados.

En las sabanas de un TelescoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora