Capítulo 26

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CAPÍTULO 26.

DARYA TELESCO.

Darya se encontraba postrada en su cama, rodeada por un enjambre de médicos que trabajaban diligentemente para devolverle la consciencia. Los latidos acelerados de su corazón resonaban en la habitación, reflejando la intensidad de sus emociones.

Para Darya, la noticia de la muerte de sus padres fue un golpe devastador, un torbellino de dolor y desesperación que amenazaba con arrastrarla hacia la oscuridad. El mundo parecía tambalearse a su alrededor mientras luchaba por asimilar la realidad abrumadora de su pérdida.

Cuando finalmente recobró el conocimiento, se encontró en un estado de confusión y desorientación. La habitación estaba inundada de luces brillantes y el murmullo constante de voces preocupadas. Los médicos la rodeaban, instándola a mantener la calma mientras evaluaban su estado.

El recuerdo del desmayo la golpeó con fuerza, recordándole el momento en que su mundo se desplomó a su alrededor. Se aferró a la cama con fuerza, tratando desesperadamente de encontrar algo de solidez en medio del caos emocional que la consumía.

Nathan, su hermano, regresó a casa justo a tiempo para presenciar el drama que se desarrollaba. Su preocupación por Darya era palpable en cada gesto, en cada mirada llena de angustia mientras observaba a los médicos trabajar para estabilizarla.

La noticia de la muerte de sus padres había sido un golpe igualmente devastador para él, pero su prioridad en ese momento era cuidar de su hermana. Mientras los médicos continuaban su labor, Nathan se mantuvo a su lado, ofreciéndole apoyo y consuelo en su momento de necesidad más profunda.

—Están muertos—susurró Darya, dejando caer su cabeza en la almohada de la camilla del hospital.

Nathan asintió en silencio, sintiendo un nudo enorme en su garganta.

—Vamos a estar bien, ¿vale? —murmuró Nathan mientras acariciaba el cabello de su hermana, quien lloraba sin consuelo.

—Evangeline. Hay que matarla. Por su culpa... —Darya comenzó a decir entre sollozos.

—Gracias a Evangeline, más de cincuenta chicas fueron liberadas del búnker que papá y mamá crearon—interrumpió Nathan—Eran chicas de tu edad.

Darya palideció, sin emitir palabra, solo miró a Nathan con los ojos empañados por las lágrimas.


—Algo me dice que tú sabías sobre todo esto y nadie me dijo nada. Ni siquiera Dan —él deja de acariciarla.

—Sí, lo sabía —ella confiesa, sin poder mirarlo a los ojos—. Todo este tiempo lo supe.

Nathan retrocede dos pasos, atónito.

—Mamá me dijo que eso distraía a papá y evitaba que fuera violento con ella —continúa Darya—. Al no haber divorcio en The Moon, tuvo que ingeniar soluciones para que estuviera fuera de casa. Varias veces vi cómo papá golpeaba a mamá. Tú y Dan estaban demasiado ocupados asistiendo a fiestas o haciendo contactos con otras familias como para verlo. A mí no me dejaban salir de la casa porque la virginidad valía más. O eso decía mamá.

—Esto es demasiado —Nathan se lleva las manos a la cabeza y cierra los ojos, intentando mantener la calma.

—Mamá intentaba protegerse.

—¡Protegerse es denunciarlo a las autoridades del pueblo o algo así, pero no secuestrar a chicas de no sé dónde para prostituirlas, Darya! ¿Es que no lo ves?

—¡Lo único que veo es lo loco que estás por Evangeline para no derramar ni una sola lágrima por la muerte de tus jodidos padres, Nathan!

—No voy a hablar contigo de cómo haré mi duelo.

En las sabanas de un TelescoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora