Capítulo 6

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EVANGELINE BROWN.


Una de las cosas que me sucedió hasta ese momento fue el constante estado de alerta en el que vivía. Mamá había fallecido en un pueblo enfermo por el poder, y ahora papá y yo estábamos solos en todo ese caos. Pisé este lugar y automáticamente entré en modo supervivencia.

Tenía a un posible "chupa sangre" como Nathan en mi mesa, y estaba segura de que ya sabía de antemano que mi apellido superaba al suyo. La sombra de la desconfianza se cernía en el aire mientras me enfrentaba a la realidad de ese mundo despiadado.

Cada interacción se convertía en una evaluación de riesgos, y la soledad se mezclaba con la necesidad de estar siempre alerta.

La vida había tomado un matiz más oscuro y complicado, donde cada decisión podía ser crucial en ese juego de supervivencia que ya había comenzado.


—Creí que nuestros apellidos estaban empatados —pensé en voz alta tras beber de mi copa de jugo.

Nathan no dice nada, simplemente come, pero su mirada fulminante hacia Alex habla por sí sola. Alex, por su parte, parece inmutable frente a la actitud de su sobrino.

¿Acaso Alex acababa de delatar a Nathan respecto al poder que ahora tenía su apellido?

—Me imagino que no tuviste tiempo de chequear las redes sociales, Evangeline —me responde Alex, claramente molesto con Nathan.

—¿Qué dicen las redes sociales?

—Superaste a la fortuna de Elon Musk, Jeff Bezos y Bernard Arnault, entre otros. Oh, me olvidaba de un apellido; Telesco —añade Alex, clavando nuevamente sus ojos en los de Nathan.

—El valor de las acciones, inversiones y otros factores económicos cambian todos los días, tio—aclara Nathan, con los dientes apretados, intentando justificar la situación.

El tenso silencio que sigue es roto por el sonido de cubiertos chocando contra platos, creando una sinfonía incómoda en la mesa. Miro de Nathan a Alex, tratando de leer entre líneas las emociones que se despliegan en sus rostros.

—No parece que estés disfrutando de tu comida, Nathan. ¿No te sientes agradecido por el ascenso del apellido Brown? —pregunta Alex, su tono de voz frío como el acero.

Nathan levanta la mirada, sus ojos chocan con los de su tío. Hay una mezcla de desafío y resentimiento en su expresión.

—Nunca pedí esto. No necesito que un apellido determine mi valía. —Nathan responde con firmeza, sus palabras resonando en la mesa.

—Valía. Esa es la palabra clave. ¿Te das cuenta de lo que significa ahora ser un Brown? —dice Alex con una sonrisa sutil, como si disfrutara de la incomodidad que su revelación ha traído a la mesa.

—No quiero ser parte de este juego de poder—Nathan sostiene la mirada de Alex, su determinación palpable.

—Creo que los dos deberían callarse y comer—sugiero, ahora masticando mi comida de mala manera.

—Deberías tener cuidado ahora más que nunca, Evangeline. Porque los buitres no van a esperar demasiado en atacarte con tal de tenerte —procura Alex.

—¡¿Estás insinuando que soy un puto buitre?! —Nathan golpea la mesa y todos los utensilios y platos se tambalean.

Los ojos de Alex y Nathan se encuentran, fauces apretadas.


—Nadie dijo eso, Nathan. Pero no te ciegues ante la realidad que enfrentamos ahora. Hay intereses en juego, y algunos no dudarán en aprovecharse —explica Alex, su tono más calmado ahora, aunque la tensión persiste.

En las sabanas de un TelescoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora