CAPÍTULO 15.
EVANGELINE BROWN.
Nunca imaginé involucrarme con él, y sinceramente, no sabía si lo hacía para distraerme de todo lo que estaba viviendo o porque realmente sentía una atracción intensa en todos los sentidos.
En mi experiencia, todos los chicos parecían obsesionarse con mostrarse atractivos para conquistar a quien mantuviera su fortuna intacta, e incluso en aumento. Pero Nathan era diferente. Su mordida en mi labio inferior fue lenta y deliberada, enviando una oleada de sensaciones por todo mi cuerpo. El roce de su piercing contra mi barbilla me hizo estremecer.
Con una destreza sorprendente, Nathan me atrapó entre sus manos y me levantó para sentarme sobre la barra de la cocina. Me despojó de la toalla que me envolvía, dejándome sin ropa interior, y quedé a su merced, lista para satisfacer sus deseos.
Entre mis piernas, la fría superficie del botón de su jean rozaba mi sexo, mientras que sus manos firmes apretaban mi trasero a su gusto, pegándome a él con fuerza. Yo me aferraba a su nuca, enredando mis dedos en su oscuro cabello, mientras nuestra lengua se entrelazaba en un beso apasionado y desenfrenado.
Con una torpeza que denotaba una ansiedad compartida, Nathan desabrochó su pantalón y liberó el miembro duro que había estado contenida bajo la tela.
—¿Me prometes que lo que está a punto de ocurrir no saldrá de esa puerta? — susurré contra sus labios, sintiéndome jadeante.
—Me gustan los secretos—ronroneó contra mi boca, su aliento cálido enviando escalofríos por mi espalda.
Volvió a besarme, pero esta vez con más intensidad, abriendo sus labios y tomando mi nuca para asegurarse de que no pudiera escapar.
Deslicé mis manos por su torso, liberándolo de su playera y dejando al descubierto. Sus músculos delineados y su atletismo me dejaron sin aliento, mientras mis ojos se deslizaban sobre cada centímetro de su piel.
Tomé su miembro con firmeza, sintiendo su calidez y firmeza en mi mano.
Nathan separó sus labios de los míos, dejando escapar un gemido suave que resonó en el aire cargado de anticipación, sus ojos brillando con excitación y deseo. Principio del formulario
—Ve a buscar un condón antes de que me arrepienta—le pedí con urgencia.
Sin decir una palabra, fue hacia su mesita de noche en silencio. Regresó con un condón en la mano, quitándole el envoltorio con destreza mientras mantenía su mirada oscura fija en la mía.
Con cuidado y paciencia, Nathan me penetró lentamente, cada centímetro de su firmeza llenándome gradualmente. Mis uñas se clavaron en su espalda, buscando anclarme a la realidad ante la avalancha de sensaciones que me embargaban. Pegué mi frente contra su hombro, dejando escapar gemidos ahogados de placer que se perdían en su piel.
Movía sus caderas a un ritmo lento y constante, permitiéndonos saborear cada momento de nuestra unión de una manera más profunda.
De repente, Nathan levantó mi rostro de su hombro, obligándome a encontrarme con su mirada penetrante. Con cada movimiento de su cuerpo dentro del mío, su mirada ardiente me atravesaba, haciéndome sentir vulnerable y expuesta ante él.
Dejándome llevar por la ardiente intensidad de su mirada, que parecía penetrar hasta lo más profundo de mi ser, no pude resistirme a la tentación de guiar una de sus manos hacia mi cuello, buscando más contacto, más unión entre nosotros.
Una ceja se arqueó en sorpresa en su rostro, pero pronto una sonrisa juguetona bailó en sus labios.
—Si me lo pides así...—bromeó con un tono travieso antes de aumentar deliberadamente el ritmo de sus movimientos.
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En las sabanas de un Telesco
Teen FictionEvangeline Brown se ve obligada junto a su familia vivir en un pueblo enfermo en donde la belleza es un arma mortal, hombres pagan por tu virginidad y en donde deberas casarte a los diecinueve años o estaras condenada a muerte si no lo haces. Depend...