Rebeca
Observo a la novia que camina hacia el altar, pero mis ojos se desvían rápidamente hacia todo lo demás. Como la encargada de que esta boda sea un éxito, debo estar en todos los detalles.
Aliso el vestido negro y discreto que uso en todos mis eventos y le hago un gesto al fotógrafo para que se acerque más, capturando una foto. Los veo pronunciar sus votos, declarar su amor y besarse. Todos aplaudimos y, cuando la ceremonia principal finaliza, vamos a la recepción.
Guío al personal hacia los puestos, detallo que la comida esté servida y cuento por tercera vez las botellas de espumante para el brindis.
—¿Tienes tu discurso? —le pregunto a la dama de honor que va a decir algunas palabras. Cuando asiente, la guío hacia el escenario de escalón que está puesto delante de una ventana—. Aquí tienes tu micrófono —le sonrío y me hago a un lado, dejando que ocurra la magia.
Los discursos de las damas de honor son mis favoritos y me parecen muy entretenidos, pero no le presto particular atención a este, porque ya lo oí. La chica, Winona, estaba nerviosa, así que lo practicamos.
—Cuando conocí a Alice hace varios años, jamás creí que...
Me alejo del momento, asegurándome de que todo lo demás siga en pie. El catering fluye y las personas comen, así que es algo bueno. Una boda con mala comida siempre termina en un desastre, por lo que es esencial que eso salga bien.
Tarareo mientras me escondo en un rincón, tomando un respiro. Esta boda me llevó largos meses de planeación y, si bien la pareja resultó adorable, hicieron varios cambios de último minuto que me pusieron un poco incómoda. Me gusta tener un tiempo de trabajo y, aunque intento ser flexible ya que la boda es de ellos y debe ser como lo quieran, esos cambios son cosas con las que odio lidiar.
—También quería hacer una mención especial a Beca, la organizadora de bodas, por hacer que el sueño de mi mejor amiga se haga realidad —la escucho decir.
Desde mi lugar, le sonrío.
El resto del evento transcurre con puros momentos bellos que hacen que me pueda relajar un poco. La boda comenzó al mediodía y terminará cerca de las diez de la noche, pero estoy aquí desde el amanecer, supervisando todo.
Cuando la boda termina, me quedo un poco más. Saludo a todo el equipo de trabajo y reviso mi teléfono, mientras espero a que mi novio me recoja. Daniel y yo llevamos tres años juntos y lo amo. Trabaja en un estudio de contabilidad y hemos sido buenos compañeros desde siempre.
No creo en el amor a primera vista o las almas gemelas, pero Dan me hace creer que ese tipo de cosas son posibles.
—Hola, preciosa —la sonrisa de dientes blancos que me da me hace sonreír también mientras me adentro en el coche.
—Hola, cariño —inclinándome entre los asientos, lo beso. Suspiro y me empujo contra el respaldo, cerrando los ojos.
—¿Agotada? —deja su mano en mi pierna por unos segundos antes de conducir lejos de la finca donde tuvo lugar la boda.
—Estoy agotada, sí —no tiene sentido mentir. Además, un bostezo se me escapa, haciendo que mi novio se ría.
—Podemos comer algo rápido y luego meternos en la cama —sugiere.
El tráfico citadino del fin de semana llena las calles y Daniel espera una respuesta.
—Si, podríamos hacer eso —le digo finalmente.
—¿Cómo está Xander, por cierto?
Xander es mi mejor amigo. Lo hemos sido desde siempre, desde niños. Crecimos juntos y, cuando dejamos el instituto para ir a la universidad, fue natural vivir en el mismo apartamento. Nuestra relación no va más allá del sentimiento que tendría por un hermano, pero Daniel siempre tuvo algunas reservas con él, aunque Xan estuvo primero.
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Se busca amor |Davenport #1| +21
RomanceRebeca y Xander son amigos desde pequeños. Mientras que él se dedica a la arquitectura para la empresa de su primo, ella es una organizadora de bodas. Xander ama a Rebeca, suspira por ella y desea que su mejor amiga y compañera de piso le responda...