Rebeca
Hay muchas formas de dormir. Casi siempre, logro apagar mi mente y descansar, pero hoy, a pesar del agotamiento que me dejó una boda como la que tuve que organizar, no puedo hacerlo.
Xander emite ronquidos leves y bajos a mi lado. Su brazo cruzado sobre mi abdomen me da calor, pero no es desagradable. Cada vez que se mueve sus músculos se tensan y me acercan más a él.
No debería darle tantas vueltas a algo que es tan tonto. No debería sentirse como ácido bajando por mi estómago que una mujer hermosa se fije en Xander.
Es porque será la próxima... a ti va a dejarte cuando se aburra.
Reprimo un grito de frustración. De nuevo, la consciencia maldita. Esos pensamientos que me sacan lo poco que conseguí en este último tiempo. Me muevo discretamente hasta poder salir de la cama y voy a mi habitación. Thea está despierta y golpea su cola contra mi colchón cuando me acerco. Son las cinco y tantas de la mañana y ni siquiera ha amanecido. Paso mi mano por su pelaje suave y me acomodo a su lado, sabiendo que aquí, lejos de Xander, quizás pueda pensar mejor.
Es horrible que Daniel y todo lo que me arrojó durante años me hagan sentir tan insegura cuando, muy en el fondo, sé que Xander no es capaz de hacer algo. No me engañaría, él mismo lo dijo. Sin embargo, la molestia sigue allí y no sé cómo calmarla.
Es una incomodidad que crece hasta hacerme sentir ahogada.
Dorothea pasa su lengua por mis dedos antes de acercarse. La abrazo y echo la sábana sobre nosotras, tratando de entrar en calor. Es domingo, así que no tenemos mucho por hacer y la idea de arrancar el día así me incomoda.
Aunque no logro dormirme, me quedo recostada con los ojos cerrados. Escucho cuando Xander entra y nos mira, el posterior suspiro y la forma en la que llama a Thea para que vaya a hacer sus necesidades.
Entonces, me quedo sola y el sentimiento empeora.
Te va a reemplazar pronto, no lo olvides.
Me cubro el rostro con las manos y suspiro. Salir de la cama e ir al baño es una tarea que me distrae. Aunque me bañé anoche, paso nuevamente por la ducha, sin mojar mi cabello. El agua se lleva parte de mi angustia y el aroma de mi jabón camufla el resto.
Cuando salgo, busco ropa cómoda. Unos pantalones de algodón, una camiseta grande y zapatillas deportivas, porque quiero salir de casa, aunque sea para hacer las compras de la semana. Necesito despejarme.
Después de arreglarme un poco el cabello y aplicarme un maquillaje ligero que, me doy cuenta, estoy usando como una especie de máscara, salgo del cuarto. Sé que no puedo evitar a Xander y lo encuentro en la cocina.
Solo tiene puesto unos pantalones que cuelgan desde su cadera y los músculos de su espalda se agitan cuando mezcla el café.
—Hola, Bec —no me hice notar, pero él sabe que ya estoy aquí. Se gira y me da una mirada cautelosa—. ¿Dormiste bien?
Asiento. Es una mentira obvia para ambos, pero no lo señala.
—Iré a hacer las compras de la semana —le digo unos segundos después.
—¿A qué hora quieres ir?
—¿Vas a venir?
Mi tono de voz lo hace fruncir el ceño y deja a un lado el café, apoyando las manos en la isla entre nosotros.
—Dime qué está pasando.
—Nada.
—Si, algo te pasa —insiste—. No soy tonto, Rebeca, sé que saliste de la cama en la madrugada y te fuiste a la otra habitación.
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Se busca amor |Davenport #1| +21
RomanceRebeca y Xander son amigos desde pequeños. Mientras que él se dedica a la arquitectura para la empresa de su primo, ella es una organizadora de bodas. Xander ama a Rebeca, suspira por ella y desea que su mejor amiga y compañera de piso le responda...