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Rebeca

El silencio en el coche mientras regresamos a nuestra ciudad me molesta. Algo cambió este fin de semana, pero no sé qué es. Ver a Gretel y el resto de la familia de Xander siempre me pone un poco sensible, pero tampoco es algo que comprenda.

Además, la llamada de Daniel no ayuda a que esté tranquila.

No entiendo por qué es algo que me está molestando últimamente y me pregunto si él cambió o yo lo hice y él siempre fue igual. Siempre fue un hombre de llamadas, no puedo negar eso, pero el tono enfadado que usó para preguntar si seguía con la familia de Xander me preocupó. No sé cómo podría hacerle entender que entre mi mejor amigo y yo no pasa nada. Tampoco sé cómo reaccionaría si supiera que dormimos en la misma cama, porque él no vería mi buen gesto para que Xander no se acalambre en un sofá diminuto. De seguro creería que tuvimos sexo.

—Estás muy callada —me dice Xander, observándome brevemente.

—Una chica necesita momentos en silencio —le respondo.

—Sí, pero estás... callada. Es extraño.

Le sonrío levemente.

—Quiero llegar a casa, tengo trabajo que hacer —explico—, solo estoy pensando en eso —aseguro.

Xander golpea sus dedos en el volante mientras conduce, dejando pasar mi excusa.

Como dije, algo cambió, pero no sé qué es.

La forma en la que bailamos ayer se sintió tan íntima y cómo me abrazó cuando pensaba que ya me había dormido me hicieron sentir... extraña. Estoy acostumbrada a Xander, a su cariño y su forma de demostrar que le importo, pero siempre lo sentí, de algún modo, fraternal. Lo de ayer pareció una intimidad que debería tener reservada para mi novio y mi mente está creando debates en torno a esto. Debates que ni siquiera deberían existir.

Daniel y Xander no están en el mismo escalón, no hay comparación entre ellos.

Excepto que lo hice, los comparé y demonios, jamás me sentí tan cómoda durmiendo en los brazos de mi novio. No sé cuándo fue la última vez que me metí en la cama con mi mejor amigo, hace años, en nuestra adolescencia, pero jamás se sintió así.

El desajuste hormonal no colabora en aclarar mi mente y vuelvo a cotejar las actitudes. Mientras Daniel siempre tuvo un rechazo visceral por mi periodo, Xander me abrazó, se quedó conmigo y me preparó una bolsa de agua caliente para aliviar los calambres.

—Realmente estás dentro de ti misma, Bec —la voz de Xander me hace sacar los ojos de la carretera rodeada de amplio campo verde y observarlo. La ceja levemente arqueada me hace sonreír.

—Estoy bien —repito—. Pon algo de música si no te gusta el silencio.

—Odias mi música —se queja.

No la odio. Me gusta, de hecho, pero jamás le diré que su herencia musical me gusta o perdería los beneficios de escuchar a mi diosa Taylor en nuestros viajes.

—Entonces, deja que elija algo para ti —estirando la mano, enciendo el estéreo y conecto mi teléfono. Entro a la aplicación y busco el último disco de Taylor Swift. Xander se ríe cuando escucha el inicio de Midnight Rain llena el coche.

Finge no saber la letra, pero lo veo mover los labios y sonrío levemente.

Un rato después, estamos en el garaje del edificio donde vivimos y sacamos nuestras cosas del baúl. Mi teléfono suena cuando nos detenemos a esperar el ascensor, pero no respondo. Por el tono de llamada, sé que es Dan y no quiero acabar llorando por discutir con él, así que lo evito.

Se busca amor |Davenport #1| +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora