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Xander

Mi sangre parece hervir.

La aparición de esa arpía perturbó a Rebeca y odio ver cómo opacó el brillo que tenía. Ahora parece mejor, pero sigue triste y sé que no me está diciendo todo.

Necesito convencerla de que también debe denunciarla. Después de todo, también la está hostigando.

—Ten —me devuelve mi saco, que ahora tiene impregnado su perfume.

Pongo mi mano en su espalda, acariciando la piel expuesta con mi pulgar. Mis padres nos miran desde la mesa y les hago un gesto para que sepan que todo está bien. En parte, me tranquiliza saber que si no estoy alrededor mis padres van a intervenir. Román, Nessa y los demás también.

Muevo la silla para que Rebeca se acomode y dejo mi brazo a su alrededor.

Todos están en silencio, observándola curiosos y esperando alguna reacción, pero ella no les da nada.

—Estábamos hablando de la subasta, van a exponer algunas obras de arte —comenta mi madre.

—Qué bien.

Miro a Bec. Todavía está un poco pálida, pero sonríe. Cuando pone su mano sobre la mesa, la que lleva los dos brazaletes que hice para ella, me inclino un poco y la sujeto, dejando nuestros dedos entrelazados sobre mi regazo.

Por un rato, llevamos la charla a un terreno neutral. Finalmente pudimos conocer a la chica que está volviendo loco a Duncan y parece timida, pero agradable.

Mi madre se asegura de hacer preguntas a todos y, un rato después, comienza la actividad central. Tras dar una introducción a todo esto, Román, desde el escenario, comienza a subastar cosas. Algunas pinturas, piezas autografiadas —un balón firmado por Gabriel Mendez, entre eso—, y un libro de Juliette Alphonse autografiado por ella.

Rebeca parece más tranquila. Incluso se ríe cuando Nessa se queja porque Román ofrece una cita con ella como premio.

—Ahora —sigue mi primo cuando finaliza la subasta—, les pondremos algo de música, los invitamos a bailar y relajarse por un rato. Volveremos pronto con algunos juegos —asegura.

Comienza con canciones lentas. Mis padres y mis tíos son los primeros en ir a la improvisada pista de baile.

—¿Quieres ir? —extiendo mi mano a Rebeca, que pone sus dedos sobre los míos con un asentimiento leve.

Dejo mi mano en su espalda mientras avanzamos y, una vez en el espacio, me rodea el cuello con los brazos. Sus dedos me acarician la nuca y me sonríe levemente antes de que me incline y la bese.

Fast car comienza a sonar. Rebeca deja su mejilla contra mi pecho y yo la acerco más a mí aunque parece anatómicamente imposible.

Tarareo la canción y ella se ríe.

—Cantas bien —se burla.

Resoplo y la beso.

—Cállate.

—Lo decía en serio —me acaricia la nuca y un estremecimiento de placer me recorre. Logra eso solo con la punta de sus dedos, maldición.

Cambiando radicalmente de tema, ladeo el rostro.

—Tu vestido...

—¿No te gusta?

—Estoy teniendo fantasías un poco obscenas —murmuro—, que te incluyen en mi auto, en mi cama y en muchos otros lugares. La lista es larga.

Me observa. Toma unos centimetros de distancia y quita una de sus manos de mi cuello para tocar mi corbata.

La enrosca en su pequeña mano y me observa con la mirada más inocente que me haya dado jamás, aunque no tiene un pelo de inocente.

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⏰ Última actualización: May 07 ⏰

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Se busca amor |Davenport #1| +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora