Rebeca
Paso el resto del día trabajando, pensando, hablando conmigo misma y buscando respuestas a mi existencia en las canciones de Taylor Swift. También hablo con Nessa, por supuesto. Todavía me siento reacia a comentarle a Michelle cómo me siento respecto a Xander, porque, aunque me dijo que ella quería ser madrina en nuestra boda, estaba ebria.
Xander va al gimnasio alrededor de las seis de la tarde y me quedo sola.
Me detengo frente al espejo de mi habitación y me observo. Siempre tuve complejos con mi cuerpo, siempre intenté hacer dietas, ser delgada y perder la grasa en mi cadera, muslos y brazos. Daniel se ocupó mucho tiempo de recordarme cada una de esas cosas y había comenzado a usar prendas que ocultaran todo de mí.
La ropa interior que tengo es básica. Solo hay algunos conjuntos sexys, que compré y quedaron en el olvido. Los miro, acariciando los encajes y microtules que, se suponía, iban a resaltar las partes lindas, pero los abandono sobre el colchón.
Parte de mi necesidad de que Xander me bese —y estas son palabras de Nessa— es para reafirmar que le gusto porque, en mi cabeza, la idea resulta imposible. Aunque no quiera darle la razón, sé que la tiene. Tratar siquiera de pensar en ser yo quien dé el primer paso es algo que me aterra, aunque sea él.
Justamente, porque es Xan es que estoy completamente aterrada. Me da pavor que esto salga mal, que él crea que le gusto y se dé cuenta de que no soy lo que espera y estropeemos nuestra amistad.
No puedo darme el lujo de perder a mi mejor amigo.
Tomo una respiración profunda y dejo de mirar mi reflejo y la ropa interior, que acomodo bruscamente en el cajón antes de sentarme en el borde de mi cama. Miro mis uñas con esmalte beige y suelto un resoplido. Odio mis indecisiones.
Me incorporo bruscamente, caminando hacia la cocina. Está comenzando a anochecer y de seguro Xander va a llegar muerto de hambre, como cada vez que regresa del gimnasio. Abro el refrigerador tras conectar la aplicación de música en el televisor y comienzo a cortar verduras en cubos medianos. También preparo carne, poniendo todo en el horno para que se cocine a fuego lento. Usé vino para marinar la carne, así que me sirvo un poco en una copa, sonriendo ligeramente. Es una locura creer que un brindis con una mujer que acababa de conocer cambió el sabor amargo de las uvas y le devolvió el dulzor original.
Solo bebo unos sorbos, disfrutando de la sesión acústica de Folklore mientras me replanteo todo. Todo.
Xander llega poco después, cuando estoy revisando la cocción de la comida.
—Eso huele muy bien —dice, apenas poniendo un pie dentro. Todavía tiene ropa deportiva, pero es evidente que se ha dado una ducha—. ¿Qué estás cocinando?
—Carne y verduras, nada elaborado —me quedo quieta, dejando mis manos a cada lado de mi cuerpo cuando se acerca. Xander mira la copa de vino y ladea ligeramente el rostro—. La carne llevaba vino y quedaba un poco.
Tomo la copa, bebo apenas un sorbo, y se la ofrezco. Me imita, tomando mientras no me quita la mirada de encima.
—Sabe bien —me dice finalmente.
Mis mejillas están un poco rojas. Folklore ha terminado y una canción del álbum Midnight comienza. Xander se acerca, me acorrala contra la mesada de la cocina y deja la copa a centímetros de mi cuerpo. Pone sus manos a cada lado, creando una prisión con sus brazos y quedo entre ellos.
—¿Qué haces?
—Estoy esperando —responde en voz baja. Ladea el rostro, mira mi boca y sonríe ligeramente.
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Se busca amor |Davenport #1| +21
RomanceRebeca y Xander son amigos desde pequeños. Mientras que él se dedica a la arquitectura para la empresa de su primo, ella es una organizadora de bodas. Xander ama a Rebeca, suspira por ella y desea que su mejor amiga y compañera de piso le responda...