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Rebeca

Xander ya está en la sala de estar, sentado en el sofá. Tiene un pantalón negro y una camisa gris plomo. Está escribiendo en su teléfono mientras mueve su pie con nerviosismo.

Cuando me nota, me mira de pies a cabeza sin decir nada.

Traga saliva, se pone de pie y, finalmente, sonríe un poco.

—Estás preciosa.

—¿Es apropiado para la cita?

—Apropiado para la cita, sí. Apropiado para que pueda mantener mi mirada lejos de ti, lo dudo —extiende su mano, tomando la mía—. ¿Ya podemos irnos?

Como Thea ya tiene su comida, su agua y un espacio de descanso —además de un lugar para hacer sus necesidades, que aprendió a usar rápidamente —asiento.

Xander abre la puerta y esperamos el ascensor en silencio. Cuando llega, Xan pone su mano en mi espalda baja y un hormigueo me recorre. increíblemente, todos estos toques ligeros son los que más emociones me provocan y el espacio del ascensor se siente pequeño mientras llegamos a la planta baja. Vuelve a tocarme mientras vamos al coche y conduce con calma hacia el misterioso bar.

—Así que, ¿qué se supone que hagamos allí?

—Ya verás cuando lleguemos —me sonríe—. Me gusta ese labial.

—Gracias —susurro. Por algunos minutos, nos quedamos calladas—. Las flores de esta mañana, ¿por qué fueron?

No dejé de mirarlas mientras me vestía en mi habitación y la duda creció hasta que ya no pude contenerla.

—Fueron porque las vi y pensé en ti —dice—, y sé que no eres una gran fanática de las rosas.

—Son bonitas.

Sonríe.

—¿Cómo estuvo la visita al centro comercial con Nessa?

—Bastante bien, nos pusimos al día. ¿Tu día?

—Aburrido —responde—, no podía dejar de pensar en lo que pasó anoche.

Me froto las palmas en los muslos, nerviosa.

—¿En qué, exactamente?

—Ya sabes en qué —responde. Estaciona el coche cerca de un bar en una de las calles más concurridas y apaga el motor—. Vamos.

Respiro profundamente antes de bajar del coche y lo sigo al interior del lugar. Cuando entramos, noto que tiene algo particular. Hay mesas de billar, blancos para arrojar dardos y otros juegos típicos de la feria. No hay muchas personas, así que caminamos cómodamente hasta dar con una mesa. Está en una especie de curva, así que solo hay un asiento largo que rodea la mesa, con espacio suficiente para salir.

—¿Cómo sabes de este lugar? —le pregunto.

—Michelle me lo recomendó —admite.

—¿Viniste aquí con ella? —intento que mi pregunta suene casual, pero fallo.

—No, solo se lo pregunté —contesta—. Ella vino aquí con un chico hace unos días y dijo que era un lugar agradable para una cita.

Frunzo el ceño.

—¿Michelle está saliendo con alguien?

Toma el menú de la mesa y lo hojea.

—Sí, alguien del trabajo, creo. No me dijo mucho —ofrece una sonrisa—. Deberías preguntarle, quizás a ti te cuente más.

Me pasa uno de los menús y hojeo los tragos y platos. No hay nada que se parezca a una ensalada o algo bajo en calorías e intento relajarme con el tema de la comida, antes de elegir una hamburguesa. También hay tragos, pero prefiero una cerveza. Cuando Xander elije algo para él, lo pedimos.

Se busca amor |Davenport #1| +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora