Xander
Uno puede realizar el plano para una casa y darse cuenta de que es una mierda cuando se vuelve realidad.
Rebeca es lo opuesto. Cualquier fantasía queda burdamente anulada por la realidad de sentirla sobre mí, de oler y saborear su excitación.
Sus ojos están abiertos, fijos en los míos, mientras calculo el siguiente movimiento. Todavía hay semen en mi abdomen, todavía se escurre su orgasmo en mi polla y no he quedado ni un poco satisfecho.
Despues de ver cada curva marcada bajo ese pequeño vestido negro, perdí la cabeza. Creí que la noche acabaría nuevamente con mis pelotas llenas a punto de reventar, pero este giro en los acontecimientos lo cambia todo.
La forma en la que nos arrojamos el uno al otro en el ascensor y como trastabillamos hasta llegar al departamento apenas logró saciar mi necesidad de arrancarle la ropa.
Vuelvo a mirar el escaso pedazo de tela que la cubre y trago saliva. Acabo de tener un orgasmo y ni siquiera estuve en su interior. Alcanzo el borde con mis dedos, probando la resistencia de la tela.
—Xander... —usa mi nombre como una advertencia.
—Solo estoy probando —respondo—. Te compraré otras si se rompen —le prometo.
—Son nuevas.
Sonrío.
—¿Y las comprastes porque sabías que el azul es mi color favorito, Bec? —comento con burla, esperando una respuesta mordaz. Sin embargo, asiente levemente.
La observo por algunos segundos antes de inclinarme para volver a besarla. Cambio nuevamente nuestras posiciones —para este punto, la cama está completamente deshecha— y me pongo sobre ella, admirando el rubor en sus mejillas y pecho, la forma de sus senos y se me hace agua la boca por volver a chuparlos.
Rebeca me mira. Hay algo tan tranquilo e inocente en la forma en la que lo hace que se me retuerce el estómago de solo pensar en que alguien le quite eso.
Maldición.
Incapaz de mantener mi boca lejos de ella por mucho tiempo, beso su mentón. Mi mano busca entre sus piernas, tratando de llegar al mismo punto que la puso a gemir antes y lo encuentro, porque su cuerpo se arquea hacia mí.
Cierra los ojos y separa levemente los labios y me pregunto si algún día me dejaría tomarle una fotografía así. La necesito. Podría vivir el resto de mi miserable vida viendo esa bonita expresión.
Respiro profundamente antes de alcanzar su boca.
—Pienso que el próximo paso sería dejar que te folle, Bec —susurro.
Sus uñas se clavan en mis hombros cuando asiente y estiro la mano para alcanzar un condón de la mesa de noche. Lo dejo a su lado sobre el colchón antes de llevar mis manos a su cadera para acercarla más a mí.
Su piel caliente quema la mía. Mi boca ansía la suya y admiro nuevamente su desnudez. Tiene un lunar en la clavícula y otro cerca de su ombligo. Quiero probar cada centímetro de su piel, pero resisto el impulso.
Miro mi polla. Aunque solo han pasado unos pocos minutos, ya estoy duro. La idea de hacer esto con Rebeca es suficiente para que esté listo para hundirme en ella.
Estiro la mano y tomo el preservativo, que deslizo rápidamente en mi pene antes de acomodarme sobre Rebeca. Aunque sostengo el peso de mi cuerpo con mis brazos, la cubro completamente y vuelvo a besarla.
La punta de mi pene roza su clítoris y Bec suelta un sonido de placer que muere contra mi boca y muerdo ligeramente el labio inferior que sobresale cuando hace un gesto suplicante.
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Se busca amor |Davenport #1| +21
RomanceRebeca y Xander son amigos desde pequeños. Mientras que él se dedica a la arquitectura para la empresa de su primo, ella es una organizadora de bodas. Xander ama a Rebeca, suspira por ella y desea que su mejor amiga y compañera de piso le responda...