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Rebeca

Despertar en la cama de Xander no debería sentirse como algo nuevo. Lo he hecho varias veces, pero las condiciones han cambiado, la forma en la que se siente su cuerpo contra el mío es diferente a cualquier otra ocasión y el hecho de que estemos completamente desnudos no colabora ni un poco en calmar mis nervios.

Después de haberle confesado lo que había pasado con Daniel, no sabía qué esperar. Sabía que Xander, mi mejor amigo, me iba a abrazar, me iba a dar apoyo y hubiera dejado que llore en su hombro; Xander, el hombre con el que acababa de tener sexo y al que apenas le estoy descubriendo el lado romántico, era un mundo diferente... y no sabía cómo podría reaccionar. Si yo me había sentido sucia, despreciada y con la necesidad de borrar las marcas de mí, ¿por qué él no podía sentirse del mismo modo?

Cubriendo mi rostro con mi antebrazo, suspiro. Es una de las primeras veces que despierto antes que él, pero creo que jamás dormí. Tuve un descanso extraño, interrumpido y no pude callar mis pensamientos. Al menos, esta vez, solo era mi voz.

Parpadeo, adaptando mi vista a la luz que entra por el cuarto. Mi mirada cae rápidamente sobre la figura de Xander y una sonrisa tonta tira de mis labios. Está boca abajo, con su brazo rodeándome el cuerpo y su cabello desordenado le cubre toda la frente. La expresión tranquila que tiene no se parece en nada a la seducción que mostraron anoche sus rasgos y me estiro para tocar los mechones de cabello.

Dormir desnuda con alguien es una experiencia nueva y el calor que emana de su pie me sorprende. Con Daniel siempre buscaba cubrirme, poner algo entre nosotros antes de dormir y solo algunas veces dormíamos abrazados. Con Xander, incluso antes de aceptar estos sentimientos entre nosotros, siempre nos tocamos, como si mi piel y la suya fueran fuerzas atraídas por la otra.

Cuando lo toco, se remueve. La mano en mi cadera se aferra con más fuerza y sus dedos se hunden en mi carne, acercándome a su cuerpo. Suelta un suspiro que me hace sonreír y me quedo como tonta, disfrutando de su expresión.

—Vuelve a dormir, Rebeca.

¿Su voz siempre fue así de grave por las mañanas o mis hormonas alteraron las percepción de los sonidos?

—Buenos días —intento mantener a raya el nerviosismo, pero fallo.

Xander parpadea, sus ojos todavía afectados por el sueño se clavan en mí y sonríe levemente, antes de acercarme más a él y soltar un suspiro contra mi nuca.

—No te diré 'buenos días'. Lo haré cuando despertemos, todavía podemos dormir un par de horas más —gruñe, afianzando su agarre. Paso mis uñas por su antebrazo, distraída—. Rebeca... —La forma en la que dice mi nombre envía olas de calor por cada parte de mi cuerpo.

—Ya es de día —le digo en voz baja.

—Nos dormimos muy tarde —insiste.

Intento voltear y tengo que esforzarme en romper su agarre. Cuando lo logro, noto que sigue con los ojos cerrados y el ceño levemente fruncido.

—Deberíamos ir a ver a Dorothea, apenas pasamos tiempo con ella ayer —paso mi mano por su hombro.

Como dije, su piel debe tener algún tipo de magnetismo al que mi cuerpo se siente atraído, porque no hay otra explicación a mi incapacidad de mantener mis dedos quietos.

—Dorys está en la otra habitación, aprovechando que tiene una cama para ella sola —me responde, todavía sin abrir los ojos.

Sonrío y acerco mi rostro al suyo. Xander me hace sentir lo suficientemente cómoda como para iniciar las cosas entre nosotros y, excepto mi breve momento de temor en la madrugada, todo ha ido bien entre nosotros.

Se busca amor |Davenport #1| +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora