☯︎|Capítulo 28|☯︎

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El regreso de Jeff a su reino fue muy tardado ya que llegaron en la mañana, aunque en el camino tanto el alfa como Pinya se durmieron así que no estaban tan agotados.

Y en cuanto llegó fue a su despacho para sentarse, estaba exhausto pero era necesario estar ahí; la mujer omega de confianza minutos después entró con noticias sobre el rey.

—¿Cómo está el? —se refirió a su padre.

—Muy bien, ya puede estar fuera de la cama

Esas eran grandiosas noticias para Jeff por que normalmente no le gustaba tener que estar tan al pendiente del castillo.

—Que bueno —murmuró para sacar las cartas y dejarlas sobre su escritorio. —Haré que sean llevadas hasta Bible

—¿Seguro?

—Muy seguro —y cuando menos lo esperaron entró un sirviente con la respiración muy agitada e hizo una reverencia rápida para poder hablar.

—A-Alteza...lo conseguimos —Jeff sonrió ladino y se levantó acercándose a él para entregarle un par de joyas costosas.

—Tu recompensa, gracias —las entregó al guardia quien asintió y volvió a repetir lo del principio, una gran reverencia mostrando su agradecimiento.

—Está en la celda custodiado alteza —mantuvo la cabeza baja.

—Perfecto, llévame —acato la orden y llevo al alfa hasta aquella celda donde estaba en el suelo amarrado un hombre que vestía el mismo uniforme que todos los sirvientes del reino rojo. —Buenos días —saludó agachándose y viéndolo fijo a través de las rejas grises.

El hombre lo miró con cierto coraje y odio, Jeff al ver esto suspiró profundo haciendo una mueca al mismo tiempo, sabía a detalle de quien se trataba y algo era seguro, no saldría vivo de aquí.

—Vaya maleducado —se levantó metiendo ambas manos en las bolsas medianas de su pantalón de vestir que traía puesto.
—Abre —así lo hicieron y este mismo entró a la celda para mirar más de cerca al hombre.
—Maldita escoria —lo insultó para tomarlo de sus cabellos y alzar su cabeza, así finalmente viendo el rostro de aquel traidor.
—Me das asco sabes —murmuro.

Pero no había respuesta alguna, algo que odiaba el alfa era el ser ignorado así que pidió una vela. —Traigan una maldita vela —inmediatamente corrieron a traerla para el o sino de lo contrario quienes saldrían muertos serían los guardias. Jeff tomó la vela y se volvió a acercar al hombre quien ni siquiera le miraba directo.

Esto estaba siendo demasiado molesto para Jeff, no hubo de otra más que verter la cera en el cuerpo del hombre quien al sentir esto no pudo evitar soltar gritos del dolor provocado.
El líquido cayó en partes de sus piernas y pecho ya que el alfa la había regado desde arriba y al conseguir por fin la mirada del hombre sobre él se detuvo.

No podía negarlo era bastante satisfactorio ver las pequeñas lágrimas que salieron de los ojos de aquel hombre quien lo miró frunciendo el ceño.

—¿No hablaras? —dijo mientras miraba la vela que seguía sacando de aquel líquido caliente y dañino. Jeff tomó bruscamente el mentón del contrario, estaba loco, planeaba meterle la cera en los ojos hasta hacerlo sangrar y dejarlo ciego.

Oh mejor aún, hacer que lo tragara o al menos que lo mantuviera en su boca. Era un psicópata.

—E-Espere —había decidido hablar en cuanto vio las intenciones del alfa.

—Hasta que te dignas a abrir tu sucia boca, ¿por qué carajo le diste información de mi a los reyes?

—¿D-De que habla? —tartamudeó dejando salir su olor que para Jeff fue agradable por que mediante él podía sentir el miedo del chico.

—Idiota, no te hagas el que no sabes nada y empieza a hablar

—Yo-yo...los reyes me ofrecieron dinero —Jeff inmediatamente pateo el rostro del hombre dejándolo por completo en el suelo.

—¿Dinero?, maldita rata sucia, ¿querías más dinero eh? —alzó al chico sosteniéndolo del cuello evitando la respiración en el.
—¿No te basta con lo que yo te doy?, malagradecido, incluso envío cada semana dinero para tu familia, ¿así me agradeces?

Cuando el alfa vio que el hombre ya estaba a punto de dejar de respirar lo soltó dejándolo caer al piso donde comenzó a toser sin parar.

Claro que Jeff estaba herido, era uno de sus mejores guardias, llevaba años trabajando en el castillo a servicio de su padre, y de la nada ser traicionado no era fácil de asimilar.

Ahora faltaba averiguar que tanta información le había dado a aquellos reyes.

El mismo alfa presentía que había un espía entre ellos pero jamás se imaginó que fuera una persona de confianza.

Vaya que se aprovecho de eso.

El hombre no habló más, simplemente bajo la cabeza, se veía con quien estaba la lealtad. Aún no era tiempo de asesinarlo esperarían hasta que hablara y contara a detalle todo.

—Jeff, ¿no crees que fuiste duro? —Pinya camino detrás de él tratando de seguirle el paso ya que estaba molesto y lo único que hacía era caminar rápido hasta su habitación.

—¿Duro?, ¿te parece justo su maldita traición?, no solo fue a mi, sino a su reino en el que creció

—Cálmate, estás muy molesto —el alfa entró a su habitación azotando la puerta y Pinya luego entró tratando de tranquilizarlo. —Es un simple guardia

—Que coraje me da la gente hipócrita

—Lo se, pero debes de calmarte —se acercó a él haciendo que se sentara sobre la cama y esta comenzó a masajear sus hombros debido a lo tenso que estaba.

—Pinya, ¿no e recibido una carta? —la chica negó con la cabeza desanimando al alfa, extrañaba a Code y lo único que calmaba a su lobo eran esas hermosas cartas que eran escritas por su amado.

Cuando abrieron la puerta ambos se sobresaltaron, no esperaban a nadie, pero era el padre de Jeff quien entró y se acercó a ambos. —Jeff, en unos días iremos a la pedida de mano con la princesa Malee —eso solo ponía más tenso al alfa quien no le quedó de otra más que asentir y alistar su mejor traje para conocer a aquella bella princesa.

Ahora estaba preocupado por qué pensaría su omega, necesitaba informarle de esto cuanto antes. No quería que se enterara por otras personas, era mejor que lo escuchara de la propia boca de Jeff.

Cuando el rey salió de la habitación el alfa se levantó saliendo al balcón pidiéndole a Pinya un cigarro; quien se lo dio sin renegar ayudándole a prenderlo.

El alfa solo disfrutó de aquel producto al aire libre. —¿Que planeas? —preguntó la beta en cuanto vio la serena reacción del príncipe.

—Absolutamente nada —sacó el humo de su boca luciendo realmente atractivo.

Pinya solo se quedó a su lado mientras este se dedicaba a fumar y observar la vista frente a él.

Tenía curiosidad de conocer a aquella princesa y ver qué tan bella era como se decía.

Wʜᴇɴ ʏᴏᴜ ʀᴇᴀʟʟʏ ʟᴏᴠᴇ sᴏᴍᴇᴏɴᴇ | 𝒐𝒎𝒆𝒈𝒂𝒗𝒆𝒓𝒔𝒆 (BibleBuild). [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora