Wʜᴇɴ ʏᴏᴜ ʀᴇᴀʟʟʏ ʟᴏᴠᴇ sᴏᴍᴇᴏɴᴇ | 𝒐𝒎𝒆𝒈𝒂𝒗𝒆𝒓𝒔𝒆 (BibleBuild). [1]

☯︎|Capítulo 26|☯︎

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Él omega mantenía una hermosa y grande sonrisa en su rostro, ya que Mile le había regalado un loro cuyo tamaño era mediano color verde. Lucia muy hermoso.

—Es perfecto —sonreía mientras lo veía quieto sobre su dedo del cual se sostenía. —Gracias

—Sabía que te gustaría —miraba fijamente a su esposo quien seguía manteniendo esa gran felicidad en su rostro, le encantaba estar mirando su reacción. —Estaba pensando mandar a construir un domo solo para el

—¿De verdad?, sería genial, se sentirá libre supongo —decía mientras acariciaba con su dedo índice el pecho del loro quien era bastante dócil para dejarse acariciar.

—Así es, podrá volar donde quiera —asintió para luego dudoso acariciar leve la mejilla de su omega quien ante el tacto sintió un cosquilleo raro; nunca antes había sentido esto, tal vez era por qué no había sido tocado por Mile hasta este momento.

—Mi-Mile...—murmuró bajando un poco la cabeza y este inmediatamente se alejó para evitar incomodidad.

—Lo siento, no quise incomodarte —el contrario negó.

—Está bien, puedes tocarme cuando quieras, solo me tomaste de repente y-y es raro —tartamudeo en el intento de explicar todo, pero es que sus cuerdas vocales se hacían débiles ante su alfa quien lo miraba fijamente.

—¿Raro?, ¿por qué nunca antes te e tocado? —asintió. —Tal vez debería empezar a hacer esto seguido

—Sería bueno —admitió mientras metía al pequeño loro dentro de la jaula de oro en la que se lo entregó Mile.

—¿Te gustaría dar un paseo? —Apo dudoso aceptó y ordenó que dejaran a su nueva mascota en su habitación cerca de la ventana.
Camino cerca de su alfa pero solo estaba nervioso, no sabía que decir o que hacer.

No conocían nada el uno del otro y eso últimamente era difícil cuando trataban de acercarse.
Mile sabía que él omega no iba a decir nada y decidió hablar primero. —¿Cómo es estar en el reino blanco?

—Bien, aunque...extraño mi antiguo castillo

—Es entendible, hace un mes que llegaste aquí pero veo que aún no te acostumbras ¿el trato no es el mismo?

—Claro que si, incluso mejor —murmuró bajo y decidió preguntar todas sus dudas al alfa, era el momento de empezar a conocerse. —Mile, ¿te gusta dar paseos por el jardín?

—Mucho, el aire es increíble, las plantas color verde y flores son hermosas, ¿a ti no te gusta?

—Sí, cuando llueve es mucho mejor, el pasto mojado, el olor a tierra mojada...delicioso —sonrió junto con su alfa quien con más confianza empezó a hablar.

—Hay más lugares del reino que te quiero mostrar

—¿Por qué no lo haces hoy?, tenemos tiempo

—Eso hago, empezamos por el jardín —Mile le ofreció su mano a Apo y este aun desconfiado acepto, después de todo era su alfa y esposo.

Le brindo un recorrido hasta llegar a la parte más baja del castillo, era un cuarto polvoso y abandonado, cuando entraron miraron alrededor, había muy pocos recuerdos de sus antepasados, eran contados los objetos de ahí.

—¿Solo hay esto? —Mile asintió.

—No nos han dejado muchas cosas por ver —se refirió a los antiguos reyes que pasaron por generaciones.

—Que aburrido, a veces la gente se interesa más en la historia por los objetos —al fin y al cabo era historia de sus antepasados pero si no había nada por mostrar contarla llegaba ser aburrido.

—Tienes razón, oh mira esto —tomó algo que parecía ser un libro sin color, pero cuando lo abrió las páginas estaban totalmente en blanco, para su suerte había dos. —¿Libros? —miró ambos pero no encontró algo dentro de ellos.

—No son libros, no tienen texto —le quitó uno al alfa y observó —sería bueno escribir en ellos para que sean realmente libros

—Es buena idea, quédate ese, yo utilizaré este

Aunque ambos no sabían para que lo ocuparían pero llamó su atención el que estuvieran abandonados en aquella habitación, como si hubieran querido ser encontrados por ambos príncipes.

Se dedicaron a limpiar el cuarto y acomodar las pocas cosas en el. Apo comenzó a toser debido al gran polvo que salía de la nada al mover los pocos muebles. —Dios...e-es mucho polvo —estornudo cubriendo parte de su nariz y boca.

—Abriré las ventanas —el alfa abrió todas las ventanas para que todo saliera y luego se acercó a Apo para quitar su mano y limpiar su rostro —que polvoso, amor —murmuró para después acercarse a el y regalarle un pequeño beso que no duró más de tres segundos.

Apo se sorprendió ante este primer roce de sus labios, fue simplemente perfecto y extraño a la vez. El alfa solo se alejó para seguir limpiando pero Apo no dejaba de tocar sus labios que habían sido besados sin su permiso.

No tenía molestia ni nada de eso, sintió tan bonito que no sabía cómo reaccionar y el alfa solo disfrutó la escena frente a él por que mantenía una sonrisa entre dientes, su omega se veía muy tierno.
—¿Quieres otro? —volvió hacia su esposo para tomarlo por sorpresa de su cintura y mantenerlo muy cerca de él.

—No dije nada...—murmuro —a decir verdad...hace poco fue tu celo, ¿qué hiciste con todos tus amantes?, no vi entrar a nadie —rodeó el cuello de su alfa con sus brazos mientras hablaba.

—Ahora te tengo a mi lado, jure lealtad el día de nuestra boda

—Mentiroso, no cumpliste con eso, al principio seguiste metiéndote con ellos

—No pasaban de besos —confesó para después olfatear el cuello de su esposo provocando cosquillas.

—De-Detente —lo alejó sonriendo leve.

—Solo olfatee, ¿cause muchas cosquillas?

—Realmente si —asintió alejándose de su alfa para que ambos siguieran limpiando aquel cuarto.

Ya le había enseñado todo el castillo pero era realmente grande que Apo no logró aprenderse los pasillos para llegar a cada habitación. Aún así se sentía feliz de estar cerca de Mile.

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𝑨𝒖𝒏 𝒏𝒐 𝒑𝒐𝒅𝒊𝒂 𝒅𝒆𝒄𝒊𝒓 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒆 𝒂𝒎𝒂𝒃𝒂, 𝒎𝒂𝒔 𝒃𝒊𝒆𝒏 𝒏𝒐 𝒄𝒐𝒏𝒐𝒄𝒊𝒂 𝒆𝒔𝒆 𝒔𝒆𝒏𝒕𝒊𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐; 𝒕𝒖 𝒎𝒆 𝒉𝒊𝒄𝒊𝒔𝒕𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒐𝒄𝒆𝒓𝒍𝒐 𝒚 𝒆𝒙𝒑𝒆𝒓𝒊𝒎𝒆𝒏𝒕𝒂𝒓𝒍𝒐.

𝑨𝒍𝒈𝒐 𝒆𝒔 𝒔𝒆𝒈𝒖𝒓𝒐, 𝒂𝒒𝒖𝒆𝒍 𝒅𝒊𝒂, 𝒆𝒏 𝒂𝒒𝒖𝒆𝒍 𝒓𝒆𝒄𝒐𝒓𝒓𝒊𝒅𝒐, 𝒎𝒊 𝒄𝒐𝒓𝒂𝒛𝒐́𝒏 𝒆𝒎𝒑𝒆𝒛𝒐 𝒂 𝒆𝒎𝒐𝒄𝒊𝒐𝒏𝒂𝒓𝒔𝒆 𝒄𝒐𝒏 𝒄𝒂𝒅𝒂 𝒑𝒆𝒒𝒖𝒆𝒏̃𝒐 𝒕𝒐𝒒𝒖𝒆...𝒎𝒆 𝒗𝒐𝒍𝒗𝒊 𝒅𝒆𝒃𝒊𝒍 𝒚 𝒔𝒖𝒎𝒊𝒔𝒐 𝒂𝒏𝒕𝒆 𝒕𝒊, 𝒎𝒊 𝒂𝒎𝒐𝒓, 𝒎𝒊 𝒂𝒍𝒇𝒂.