La niña muerta

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—Mira…

Mientras caminaba por los pasillos de su escuela, Tsukiku sintió como varios dedos comenzaron a señalarla.

—Es la niña muerta…

Sus pasos se detuvieron, sus puños comenzaron a temblar y de inmediato volteó con furia hacia el niño que había dicho eso, mismo que se estremeció y salió corriendo, con miedo, pero no de su ira, más bien de ella, porque creía que ella era un fenómeno.

Tsukiku siguió caminando, y los susurros no se detuvieron.

—Es como un zombie…

—Seguro que bebe sangre humana como un vampiro…

—Tiene un año menos, hizo magia negra…

—Dicen que se escapó de su tumba…

—Dicen que su padre pegó los trozos de su cuerpo como Frankenstein…

—Dicen que hicieron un pacto con el diablo…

—Dicen que intercambiaron su cerebro por el de una rat…

Finalmente, el temperamento de Tsukiku estalló, y ella volteó a encajarle un rodillazo en el estómago al último niño que abrió la boca, haciendo que todos gritaran horrorizados y una maestra llegara a reprenderla.

Por supuesto, la enviaron a la oficina del director y llamaron a su madre, y extrañamente su padre vino también.

—Se-señores Ishigami, y-yo entiendo que son personas ocupadas, la-la-lamento mucho hacerlos venir. —El hombre tragó saliva, mirando a Senku y Kohaku como si fueran alguna clase de dioses—. N-no les quitaré mucho tiempo, pero su hija golpeó a otro alumno y d-deberían, si quieren, intentar corregir ese comportamiento… s-si quieren.

—Nada de si quieren. —La vice directora los miró con disgusto—. Deben corregir ese comportamiento rebelde.

—¿Por qué hiciste eso, mini-leona? —Senku la cargó para sentarla en su regazo.

—¡Todos estaban diciendo cosas horribles! —Se cruzó de brazos, torciendo los labios—. ¡Me decían zombie y cerebro de rata y…! —Su labio empezó a temblar—. M-me decían niña muerta…

La mirada de Senku se endureció, mientras que Kohaku se levantó para estrellar sus manos ferozmente en el escritorio.

—¡Ustedes son los que deberían corregir el comportamiento de sus alumnos! ¡Apenas es su segundo día en esta escuela y ayer tuve que venir a buscarla porque en el receso todos la miraron boquiabiertos cercándola como lobos a su presa! ¡Dijeron que no dejarían que se repitiera!

—Nada se repitió, señora, solo el mal comportamiento de su hija —graznó la vice directora.

Cuando Senku la miró con disgusto, el director se paró para cubrir la boca de la mujer.

—¡M-mis más sinceras disculpas! ¡Prometemos que estaremos más atentos a los niños! ¡No dejaremos que algo así se repita, de ninguna forma!

—De todos modos —La vice apartó la mano de su superior—, ese comportamiento violento tampoco es aceptable.

—En tanto sus errores no se repitan, el error de mi hija tampoco. —Senku miró de forma tan gélida a la vice directora que esta al fin se intimidó y retrocedió un paso—. La llevaremos a casa ahora, y esperamos que mañana no tengamos que volver, o directamente cambiaremos de escuela.

—¡N-nadie molestara a su hija, Sr. Y Sra. Ishigami, lo prometo! —aseguró el director, muy nervioso.

Kohaku tomó a Tsukiku del regazo de Senku y la cargó, llevándosela fuera mientras él las seguía.

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