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Siguió a la mocosa a través de los pasillos del inmenso palacio que tenía por casa, preguntándose sí realmente podría fiarse de ella o era alguna especie de truco. Pero incluso sí era así debía intentarlo, era la única opción que tenía para conseguir un poco de información sobre su vida y este futuro extraño.

Llegaron a una especie de almacén y Senku observó con interés lo que parecía ser una enorme computadora pegada a la pared del lugar, con una pantalla y un teclado muy pequeños incorporados a un costado.

—¿Este no es el laboratorio, o sí? —preguntó desconfiado.

Tsukiku le hizo un gesto de silencio mientras comenzaba a recoger algunas herramientas de unos estantes.

—Silencio y finge que haces algo, organiza unas herramientas o una cosa de esas —le pidió sin siquiera mirarlo.

—¿Por qué?

—Esa computadora gigante que ves allí es la inteligencia artificial de la casa. En otras palabras, esa es la Rei-bot Madre, la que controla a todos los rei-bots aquí. Tenemos que hackearla para poder ir al laboratorio, y sí se da cuenta antes de que lo logremos le enviará un aviso a mi madre y los dos estaremos fritos.

Senku miró de reojo la computadora, antes de pararse junto a la chiquilla y examinar una caja llena de tornillos diminutos en los estantes de aquella habitación-almacen.

—¿A qué te refieres con que se dará cuenta? ¿Y cómo vamos a hackearla?

—Ya has hablado con un rei-bot, son inteligentes. La Rei-bot Madre es incluso más inteligente, por supuesto, y está programada con todo tipo de precauciones para evitar que yo me escape de la casa. Sí un solo rei-bot nos ve salir o entrar al laboratorio alertará a la Rei-bot Madre que enviará la alerta a mamá.

—Hablas como si escaparas muy seguido de la casa...

Tsukiku sonrió ladinamente, con una mirada que decía claramente que ella no era una niña bien portada.

—Como sea, soy una experta en hackear a la Rei-bot Madre, solo debo lanzarle este "dardo informático" y será incapaz de mandar la señal y avisar del hackeo. —Levantó un pequeño pendrive con forma de dardo sin punta—. Sin embargo debo lanzarlo en la zona del panel de control, sí falló enviará la señal y estaremos perdidos.

Senku asintió, dejando la caja de tornillos y levantando una caja con chips que le llamaron bastante la atención. ¿De qué serían?

Tsukiku volteó disimuladamente hacia la computadora y, a una gran velocidad, arrojó el dardo informático, que se quedó pegado cerca de la pantalla y el teclado y emitió unas cuantas chispas. La chiquilla suspiró aliviada y Senku relajó su postura.

—¿Ya está hackeada? —Ella asintió, pero de pronto comenzó a reírse—. ¿Qué? —¿Se estaba burlando de él otra vez?

—Nada. Es solo que... —Siguió riéndose— ¡No puedo creer que he hackeado a Reimo frente a ti! ¡Y me estás ayudando a escapar! —Se carcajeó al punto de que le salió una pequeña lágrima que rápidamente limpió—. Oh, cielos... sí recuperas la memoria seguro te dará un ataque. Ja, ja...

Él alzó una ceja.

—¿Reimo?

—Oh, es el diminutivo de Rei-bot Mother IA, ese es el nombre oficial de la computadora. —Finalmente calmó sus carcajadas—. Ya, ya. Vámonos de una vez. Reimo no tardará mucho en repararse a sí misma... diría que tenemos una hora.

Senku la siguió con curiosidad, extrañándose al verla volver hacia la sala.

—¿No vamos al laboratorio?

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