Confiar

1.1K 162 66
                                    

Luego de salir del laboratorio subterráneo, Senku volvió a mirar con preocupación la pierna sangrante de la chiquilla.

Ella notó su mirada y rodó los ojos, sonriendo despreocupadamente.

—No te preocupes, anciano. Esta casa está repleta de los mejores kits de primeros auxilios en el mundo, en media hora no quedará ni rastro de esta herida.

Senku suspiró por lo bajo, antes de fruncir el ceño.

—No estaba preocupado.

—Como sea, regresemos de una vez. Tú ve a la sala o donde quieras, yo iré a la enfermería. —Caminó cojeando levemente, pero Senku ya no hizo ningún intento por ayudar a la pequeña terca.

Estaba un poco sorprendido de que tuvieran una enfermería en la casa, aunque no debería. De hecho no sería de extrañar que tuvieran incluso un maldito zoológico en ese palacio tan absurdamente gigante.

Mientras se encaminaban de regreso a la casa, Senku repasó los eventos que ocurrieron en el laboratorio subterráneo: Las interesantes instalaciones del lugar, esa pantalla súper plana que parecía prácticamente 2D, el fallo de las contraseñas, el ataque de aquella luz verde y el robot con una cuchilla.

—Tengo más preguntas —murmuró pensativo.

—Contestaré dos —dijo ella rotundamente.

Senku rodó los ojos.

Mocosa malcriada

—Bien. Primero: ¿qué demonios fue esa luz?

—¿No lo adivinas? —Volteó a verlo con una sonrisa maliciosa—. ¿No te resulta un poco familiar?

Él entrecerró los ojos, antes de abrirlos de par en par.

—¿Acaso era… el rayo petrificador?

—¡Diez billones de puntos para ti! —Rió.

—Bien… dudo que me digas sobre los robots, así que quiero saber sobre esa pantalla. ¿Acaso es 2D, una estructura de un solo átomo? ¿Está hecha de grafeno o algo así?

—Algo así. —Asintió—. Ya había aplicaciones para el grafeno, borofeno y triyoduro de cromo antes de la petrificación ¿o no? Pues gran parte de lo que teorizaban y apenas habían aplicado en esa época ya es una realidad muy extendida y aplicada aquí. Puedes tomar eso como base pero no pienso decirte nada más.

—Con eso me basta. —Sonrió, decidiendo contentarse con lo que podía tomar.

Llegaron a la casa y Senku observó con preocupación a la chiquilla cojear lejos de él.

Solo esperaba que de verdad en media hora no quedará ni rastro de esa herida o la regañaría por no dejarlo ayudarla.

Se detuvo a medio camino de regresar a su habitación.

¿Regañarla? Ugh.

Tenía que dejar de pensar como un anciano, era repugnante.

Entró a su habitación y volvió a observarla con curiosidad, preguntándose si podría haber algo allí que le diera más pistas, cosa que dudaba ya que Kohaku era lo suficientemente astuta para ocultarle todo lo que quisiera en la habitación que ella le había asignado.

Re-MindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora