Esa noche le fue difícil dormir.
No podía dejar de pensar en lo que había pasado con Kohaku.
Ese fue su primer beso... Al menos el primero que podía recordar y no había sido en la mejilla. Pero se notaba a diez billones de años luz que no fue el primer beso para Kohaku. Obviamente, pero aún así...
Se llevó una mano al rostro, gruñendo, negándose a reconocer el aumento de temperatura en sus mejillas. Y es que no podía quitar de su mente que Kohaku y él habían hecho mucho más que ese beso, que había sido bastante abrumador para él, y por primera vez estaba teniendo fantasías con una mujer. Una mujer que era su esposa, y no debería haber nada de malo en querer...
Agh, mierda. Era tan repugnante. Y lo peor era que le gustaba.
Suspiró, intentando calmarse.
Fue solo un beso. No es gran cosa.
Un beso con su esposa a la que recordaba solo como su amiga por una amnesia que le quitó décadas de su vida, y para colmo ella más que besarlo pareció querer devorarlo, ¡hasta había usado la lengua! ¡Y no fue asqueroso sino que le gustó aún más! ¿Qué rayos le pasaba? Esta vida de cuarentón era muy diferente a lo que estaba acostumbrado.
Gruñó una vez más y cerró los ojos, luchando por dormirse.
Al menos esperaba que eso de enseñarle a conducir siguiera en pie.
Finalmente logró dormirse y se despertó solo a la mañana siguiente, sin nadie golpeteando su puerta.
Se sentó en la cama con un sentimiento de extrañeza, sujetando su cabeza.
Por alguna razón tenía la impresión de haber tenido un sueño muy extraño, aunque no lo recordaba ni un milímetro.
Encogió los hombros y pateó las sábanas, yendo a darse un baño para luego bajar a ver si ya habían desayunado sin él o si podía prepararse el desayuno por su cuenta. ¿Tal vez simplemente debía ordenarle a un rei-bot hacerlo? Le daba bastante curiosidad.
Cuando bajó, encontró a Kohaku desayunando sola y ambos se congelaron al verse.
Al verse en esa incómoda situación, Senku carraspeó y se sentó al otro lado de la mesa, comenzando a servirse su desayuno sin mirarla.
—Buenos días.
—¡B-buenos días! —exclamó sorprendida—. Eh... ¿dormiste bien?
No. ¿En serio tenías que preguntar eso?
—Sí. —Encogió los hombros—. Entonces... ¿Aún tendremos esas lecciones de manejo? —Se sentó a comer y la miró de reojo.
—¡Claro! Tengo todo preparado. —Sonrió emocionada—. Te encantará.
—Suena bien.
—Sí.
Todo volvió a quedarse en silencio y siguieron comiendo hasta que oyeron pasos aproximarse al comedor.
Era Tsukiku, pero esta vez en vez de traer una pijama de dos veces su talla traía un uniforme escolar.
Ah, cierto, tenía trece años, debía ir a segundo año de secundaria.
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Re-Mind
FanficSPOILERS DEL MANGA/ Cuando Senku abrió los ojos, esperando encontrarse con sus amigos y muchos más proyectos científicos por delante, se sorprendió al despertarse en un lugar completamente desconocido. ¿A quién pertenecían esos familiares ojos azule...