Recuerdos

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—¿Senku? ¿Estás bien? —La voz de Kohaku lo hizo salir de sus pensamientos.

Pestañeó lentamente, sintiendo su vista borrosa.

—Sí, lo siento. —Frotó un poco sus párpados—. ¿Cómo está la niña?

—Ella estará bien, no te preocupes, yo la cuidaré ahora. —Lo miró preocupada—. Ve a tu habitación si quieres, llamaré a Atsumi-sensei.

—¿Atsumi-sensei? —¿Por qué sentía que ese nombre se le hacía familiar?

—Es su doctora. No te preocupes, ve a descansar.

Él hizo una mueca mientras se retiraba. Por alguna razón, no le gustaba nada que lo dejará fuera de esto. La mocosa era su hija también, tenía derecho a cuidarla.

Llegó a su habitación y se sentó en su cama, pensando en el "recuerdo" que vio.

Kohaku llorando, una pequeña estatua de piedra... ¿sería Tsukiku de niña?

Sacó la fotografía familiar de debajo de su almohada y comenzó a analizar la imagen.

Había visto con mucha claridad ese recuerdo, así que comparándolo con la foto podía sacar algo. Kohaku medía 1.60 y estaba en tacones de cuatro centímetros, y en la foto tenía en brazos a Tsukiku, pero comparando a la niña con la altura de sus padres en la foto, haciendo un poco de molestos cálculos mentales, podía sacar que debía medir 1.04, y debía estar entre los cuatro y cinco años. Calcular la totalidad de medidas en la mano de Kohaku era aún más molesto, pero conocía muy bien sus manos—¿era raro mirar mucho las manos de Kohaku?—, y viendo una de las manitos de Tsukiku en la foto podía sacar las medidas exactas para saber sí ese recuerdo fue antes o después de la foto.

Según sus cálculos proporcionales, Tsukiku debió de haber crecido unos diez centímetros desde esa foto hasta lo que vio en sus recuerdos, solo por el tamaño de su mano en proporción al tamaño de Kohaku arrodillada a su lado. Debía tener seis o siete años.

Pero la verdadera pregunta era... ¿toda esa sangre le pertenecía a ella?

Se sentía enfermo de solo pensarlo.

Ahora sí quería respuestas, ¡necesitaba respuestas!

Se puso de pie, decidido de incluso gritarle a Kohaku de ser necesario para exigirle respuestas, pero se lo pensó dos veces, sabiendo que debía estar cuidando de su mocosa. No era buena idea empezar una pelea delante de tu hija enferma, ¿verdad?

Maldita sea, de todos modos quería respuestas ahora. Estaba desesperado por...

Ante ese último pensamiento, rápidamente dirigió su vista al cajón donde estaba Minire.

Reimi le había dicho que podía pedirle a Minire que le mostrará cómo era su vida antes de la amnesia. ¿Tal vez podría mostrarle qué demonios fue ese recuerdo?

Abrió el cajón y llamó a Minire, que seguía con su gesto de "- - -", pero al oír su nombre su gesto cambió a "o - o" y luego a "Q - Q".

—Es bueno verlo, Senku-sama, pero estoy preocupada por la salud de mi Tsukiku —lloriqueó.

—Kohaku dice que estará bien, y creo que ella sería la primera en entrar en pánico sí realmente corriera peligro. —Hurgó en su oído con fingido desinterés—. Reimi dijo que tú puedes mostrarme algo que quiero saber, Minire.

—¡Lo sé, estamos conectadas! Ya lo dije muchas veces, soy Reimi, pero más...

—Más adorable, sí, sí, ya lo sé. ¿Vas a mostrarme lo que quiero o no?

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