Ya habían pasado varios días desde el sábado y todo siguió transcurriendo con normalidad, excepto por el hecho de que Senku cada vez se sentía más paranoico con el asunto del infiltrado, y no había nadie con quien pudiera hablar de eso.
No había nadie en quien pudiera confiar.
Ese día en particular Chrome se quedó hasta muy tarde enseñándole el nuevo proyecto ridículamente difícil que habían decidido empezar después de volver de la Luna: una máquina del tiempo.
Sin embargo, por más emocionante que a ambos les parecía la idea, Chrome le comentó decepcionado que el proyecto se había quedado estancado cuando Senku cayó en coma, y que antes de eso había sufrido retraso tras retraso y problema tras problema debido a la intervención y amenaza que representaba Kinoeda.
—Ahora estamos más enfocados en las colonias espaciales —le dijo Chrome—. Y en otros asuntos aquí en la Tierra, claro, aparte de la importante tarea de encontrar y detener a Kinoeda. En fin, mañana empezaré a educarte en cuanto al funcionamiento de la ingeniería planetaria terraformaria. Y esa la veremos mucho más a fondo que todas las otras materias, para que puedas volver a trabajar al menos en esa área. El Dr. Xeno cree que es lo más adecuado para ti en lo que recuperas tu memoria. Y la Dra. Mironi dice que... —Calló cuando su celular sonó de repente—. Eh, un segundo. Es Kohaku.
Senku lo miró con interés mientras Chrome llevaba el teléfono a su oído.
—¡Chrome, necesito que vayas a buscar a Tsukiku a la escuela! —Se oyó claramente desde el celular, que estaba en alta voz.
Chrome siseó, alejando el celular de su oído y rápidamente lo puso en modo normal.
—¿Por qué me lo pides a mí? ¿Qué hay de Ruri? —Hubo una pausa y Senku se inclinó un poco para intentar escuchar lo que decía su esposa—. Ah, cierto que fue como madre de apoyo a la excursión de Rue... —Rio nerviosamente y hubo otra pausa—. ¡N-no, no lo olvide! Es solo que... En fin, ¿por qué no le pides a Tsukasa? Él es su padrino, que él vaya. —Aunque sin mucha claridad, Senku logró escuchar como Kohaku le gritaba algo a Chrome—. ¡Ya sé que es mi sobrina! —Otra pausa—. ¡No soy mal tío! ¡Ya, está bien! ¡Yo voy! —Siguió otra pausa más larga en lo que Chrome solo asentía de vez en cuando—. Bien, la llevaré contigo. De acuerdo, nos vemos. —Finalmente colgó—. Tengo que irme, Kohaku me mandó a buscar a Tsukiku a la escuela —le dijo mientras tomaba su abrigo y su maletín.
—Voy contigo —propuso de inmediato.
—Eh, no, se supone que te debes quedar aquí.
—No soy un prisionero, y la Dra. Mironi dijo que podía visitar a mi familia cuando quisiera. —Se levantó también y se dirigió a la puerta para ir a buscar un abrigo y una bufanda a su habitación—. Y si no me llevas le diré a Ruri que te olvidaste de ella y de tu hija.
—¡Pero eso no es cierto, bastardo! —Lo señaló acusadoramente.
—¿En serio? Entonces, ¿a dónde fueron de excursión? —Cuando Chrome se quedó en blanco, Senku sonrió triunfante—. Espérame abajo.
Pudo salirse con la suya y Chrome lo llevó a la escuela de su hija, que lo miró con la boca abierta al notarlo en el auto junto a su tío.
De inmediato, su mocosa corrió hacia atrás y sujetó a sus dos amigos de los brazos, arrastrándolos al auto con ella.
—¡Misaki y Yok van a venir conmigo hoy! ¡Se quedarán para cenar! —aseguró de inmediato, con varias gotitas de sudor frío corriendo por su frente.
Senku cruzó los brazos. ¿Por qué estaba haciendo este circo? ¿Cuál era el punto de siempre querer mantener distancia con él?
—Yo no puedo —susurró Misaki, zafándose del agarre de su mejor amiga—. No le he pedido permiso a mis tíos y se enojaran sino voy a casa. Lo siento.
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Re-Mind
Hayran KurguSPOILERS DEL MANGA/ Cuando Senku abrió los ojos, esperando encontrarse con sus amigos y muchos más proyectos científicos por delante, se sorprendió al despertarse en un lugar completamente desconocido. ¿A quién pertenecían esos familiares ojos azule...