La canción de vals terminó y Senku decidió dejar de perder el tiempo en búsquedas inútiles y se llevó a Kohaku al jardín para hablar tranquilos un momento.
—¿Y qué fue todo eso? Nunca quieres bailar así que debes tener un motivo oculto. —Ella comenzó a interrogarlo de inmediato, cruzando los brazos bajo su pecho.
Senku dudó un momento.
¿Debería decir la verdad o inventar una excusa?
—Recibí una llamada de Kinoeda otra vez. —Se decidió por la verdad—. Me dijo algo de un infiltrado y que estaba cerca de aquí. Aparentemente se reunió con él y lo hizo volver a la fiesta, así que te lleve a la pista para intentar ver quiénes entraban al salón en ese momento.
—¿Otra vez? Maldita sea, es la segunda vez que te llama... —murmuró ella, aunque estaba equivocada, pero decidió no corregirla—. ¿Y estuvo cerca de aquí? Tenemos a Minire y a muchos Reiki vigilando la zona, me preocupa que haya logrado colarse, debo decírselo a Tsukasa y debemos armar un perímetro para intentar...
—No tiene caso. —Senku tomó sus hombros rápidamente, temeroso de su trato con Kinoeda. Quizás cometió un error al decirle la verdad—. Ya se fue, y solo armaríamos un escándalo innecesario y podríamos arruinar la fiesta de Umi. Coméntale esto a Tsukasa después y que quede solo entre nosotros. No es necesario levantar el pánico, ¿está bien?
Ella lo miró preocupada, pero acabó asintiendo.
—Muy bien, si tú lo dices.
Él contuvo un suspiro de alivio.
No estaba seguro de los términos de su trato con Kinoeda, pero era mejor que él no supiera que ya había revelado su conversación. No sabía de lo que era capaz. Esperaba que Kohaku y Tsukasa fueran discretos con la información.
Volvieron al salón y esta vez se sentaron junto a Chrome y Ruri y su hija Rue, aparte de Kokuyo, Jasper y Turquoise.
Senku buscó con la mirada a su hija, viendo que estaba hablando con el Dr. Tex y su robot Katana. Hmm, qué sorpresa verlo allí, no se lo esperaba.
Kohaku siguió su mirada y sonrió.
—¿Quieres ir a saludar? Nosotros somos sus tutores legales, aunque a él le gusta vivir solo con Katana.
—¿Lo adoptamos? —Senku la miró con sorpresa mientras se ponían de pie para caminar hasta Tek.
Kohaku sonrió tristemente.
—A él no le gusta llamarlo adopción, y lo convencimos de aceptar solo prometiéndole que íbamos a dejarlo vivir en su laboratorio con Katana. Legalmente es nuestra responsabilidad, nosotros lo mantenemos y respondemos por él, ya ha causado problemas al gobierno y también con América, pero siempre lo hemos defendido. Es un niño complicado, pero es buen chico. Yo nunca lo he entendido del todo, pero tú sí... —Suspiró—. Te echa de menos. —Miró con nostalgia al techo.
Senku, aparte de sentir cierta culpa por no recordar casi nada de ese niño, no pudo evitar preguntarse si Kohaku también echaba de menos a la persona que era antes de borrarse la memoria.
Era ridículo, claro que era la misma persona, pero... al mismo tiempo no lo era.
A veces pensaba en eso luego de hacer el amor con ella, todo se sentía familiar incluso aunque no recordaba nada, y después del acto ella lo miraba de forma diferente, de forma más anhelante que de costumbre, como si esperara desesperadamente que él recuperara los recuerdos y volviera a ser el hombre con el que se casó y con el que vivió tantas cosas.
Se sentía culpable de no serlo, de haber borrado tanto de su vida, y a la vez una parte de él sentía una ligera pizca de celos, cosa totalmente ilógica, pero bueno, siempre supo que el amor era el medio más rápido y efectivo para idiotizar el cerebro.

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Re-Mind
FanfictionSPOILERS DEL MANGA/ Cuando Senku abrió los ojos, esperando encontrarse con sus amigos y muchos más proyectos científicos por delante, se sorprendió al despertarse en un lugar completamente desconocido. ¿A quién pertenecían esos familiares ojos azule...