Manzanas

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Mientras miraba con enfado a esa mocosa que desconocía por completo, la cabeza de Senku empezó a doler levemente.

—Mierda. —Se llevó una mano a la frente—. ¿Qué rayos me hice? —Se apoyó en la pared, intentando aguantar el dolor.

Se sentía como si estuvieran sonando campanas directo contra su cráneo, y no entendía por qué rayos él mismo se había provocado todo esto.

—Reimo nos vigila aquí, vamos a mi habitación y podrás decirme de dónde sacaste estos planos. —Tsukiku le tendió su mano.

—Ni hablar. —Se irguió al sentirse un poco mejor—. No te diré de dónde los saqué y no los verás más. —Guardó los papeles entre su ropa—. Si los quieres, tendrás que darme información a cambio.

—Eres un… ¡AGH! —Pisoteó—. Bien… ¿Qué quieres saber? —Frunció el ceño duramente.

—¿Por qué? —La miró mortalmente serio—. ¿Por qué hice algo así?

—No lo sé… No estoy segura. —Cruzó los brazos—. Tengo varias hipótesis.

—Dime en cuál crees más.

—Creo que lo hiciste porque viste lo que… —Calló de pronto, pensando por un momento antes de suspirar profundamente—. Creo que lo hiciste para evitar al Dr. Kinoeda. Es el tipo más obsesionado con matarnos, siempre he sabido que quiere algo de ti pero nunca me dijiste qué. —Encogió los hombros.

—¿Dr. Kinoeda? ¿Quién se supone que es?

—No lo recuerdo bien. Pero es la persona que más cerca ha estado de matarnos.

—¿No me ocultas nada? —La miró con ojos entrecerrados—. ¿Me estás diciendo toda la verdad? —De repente la mocosa sabelotodo parecía completamente ignorante de un asunto tan importante.

—Es todo lo que sé, ya dame los planos. —Extendió una mano.

—Te daré una hoja. —Le arrojó la hoja más sobrescrita y llena de garabatos, tachados y tinta derramada que tenía—. ¿Quieres más? Dime más.

—¡Papá! —Lo miró ofendida.

—Búscame cuando estés dispuesta a decirme más. —Regresó a su habitación con una sonrisa triunfante.

Finalmente tenía una ventaja.

Se recostó en su cama, pensativo.

¿Él mismo se borró la memoria? Sonaba a ciencia ficción absurda, pero sí había logrado controlar algo como la petrificación que en un principio parecía fantasía entonces controlar la mente humana debía ser un juego de niños para el Senku cuarentón.

Pero… ¿por qué?

Se sentó de golpe y sacó la libreta de antes, comenzando a anotar frenéticamente en ella.

Posibles razones:

Dr. Kinoeda.

Poseer información con la cual podrían destruir a la humanidad o bien acabar con vidas inocentes.

Ver algo horrible causante de un trauma que me enloqueció.

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