(ADVERTENCIA: LEMON).
Apenas la puerta se cerró, Kohaku lo presionó contra esta y comenzó a besarle el cuello, luego se apresuró a quitarle la camisa de forma tan rápida que no se dio cuenta hasta que bajó sus besos hasta su pecho, bajando cada vez más, hasta su abdomen, arrodillándose frente a él y quitándole el cinturón en un parpadeo.
Senku abrió mucho los ojos, sintiendo el rostro enrojecer y toda su piel ardiendo de forma nada desagradable. Ella iba muy rápido... ¿Qué planeaba hacerle?
Se quedó parado, inmovil, mientras ella desabotonaba sus jeans, ahora besando a lo largo de sus costillas, mordiendo su piel antes de pasar su lengua justo por el borde de sus pantalones, para luego dejarlos caer.
Miró fijamente a su erección, con una sonrisa descarada.
—Ja... yo te compré estos. —Jaló el elástico de su ropa interior juguetonamente, haciéndolo estremecerse por alguna extraña razón. Se puso de pie y se quitó su blusa en un solo movimiento, enseñándole sus pechos cubiertos por un sujetador deportivo rojo, le cubría más de lo que un sujetador normal haría pero igual le secó la boca—. Tú me compraste estos, se abren por delante, siempre odiaste que empezará a usar los que tienen broches. —Rió mientras hacía a un lado el moño decorativo negro para bajar el cierre de su sujetador.
Él observó boquiabierto como se quitaba el sujetador, dejando a la vista sus pechos desnudos. Eran bastante grandes, más que cuando era adolescente—no es que él se la pasara mirándola de esa forma—, con pezones rosados y pequeños que por alguna razón le hacían agua la boca, más cuando se abrazó a él, dejándolo sentir la suavidad y calidez de su piel.
Se quedó mirándola como un idiota, con los ojos muy abiertos, a lo que ella rió de forma casi enternecida y tomó su mano, acariciando su palma con su pulgar por un momento antes de llevarla a ahuecar uno de sus pechos.
—Puedes tocarme todo lo que quieras. —Le dio un corto beso—. No te contengas. —Le dio otro beso mucho más largo, jugueteando con su lengua para terminar de volverlo loco.
Él llevó su mano libre a su otro pecho, comenzando a masajear su piel suave, tan absurdamente suave...
Soltó uno de sus pechos y se llevó dos dedos a la boca, ensalivándolos antes de ir directo a su pezón, presionándolos al girar sus dedos en movimientos circulares, a lo que ella se estremeció de pies a cabeza, gimiendo de forma entrecortada.
—¿T-tuviste un recuerdo...? —preguntó jadeando.
Él ni la escuchó, muy concentrado en su tarea, fascinado por la forma en la que sus pezones parecían endurecerse cada vez más. Quería morderlos, pero a ella no le gustaba que hiciera eso a menos que estuviera tan al borde del orgasmo que ya no le importara que... Espera, ¿en qué estaba pensando?
Pestañeó aturdido, deteniendo sus movimientos, a lo que ella lo miró con curiosidad, con la respiración totalmente fuera de control.
—¿Pasa algo? ¿Estás bien? —Empezó a preocuparse—. ¿Quieres parar?
—No —contestó de forma tajante.
Ni en diez billones de años querría detener esto.
Ella rió por lo bajo y tomó sus manos, guiándolo a la cama, a lo que él aprovechó para patear lejos sus pantalones mientras la seguía.
No se esperaba que lo arrojará a la cama, pero debía admitir que le encantó la forma en la que lo miró apenas lo tuvo recostado ante ella. Definitivamente se veía como una leona ahora, una leona hambrienta frente a su presa indefensa.

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Re-Mind
FanfictionSPOILERS DEL MANGA/ Cuando Senku abrió los ojos, esperando encontrarse con sus amigos y muchos más proyectos científicos por delante, se sorprendió al despertarse en un lugar completamente desconocido. ¿A quién pertenecían esos familiares ojos azule...