CAPÍTULO 4, PARTE DOS

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¿CON LA ALIANZA O CON LOS TRAIDORES?

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JESSICA FAVRE

—¡Esto es inaceptable!— Vocifera Antonella, la esposa de Raphaël, mi hermano mayor. —Atacar así a cualquier Favre es un delito que se castiga con muerte.

El rubio me mira con ojos lastimosos, mientras su madre le colocaba hielo en la herida. Al no encontrar en mí, un ápice de piedad, baja la cabeza avergonzado.

—Jace tampoco es inocente, Antonella—Suelto. —Según los testigos, él empezó.

La castaña se torna roja de rabia, y acaricia el rostro de su hijo.

—¡Exijo que lo expulse del castillo! Hoy es mi hijo, mañana podría ser usted— Gruñe. —¿Y la mordida que contenía? ¡Es un monstruo! ¿Como estará en la ceremonia, ahora? ¡Mire como le dejo el rostro!

Carlos fingía curar las heridas de Cyprian que ya habían sanado gracias a su lado demoniaco, para que no sospecharan.

—Lo que importa es que ya sanó—Dije. —Y creeme que Cyprian recibirá un castigo acorde a la situación, al igual que Jace.

Cyprian me da una mirada fría.

—Pero mi hijo es un Favre de sangre, hijo de su hermano, Alfa Suprema—Repitió con más calma.

—Cyprian hace una contribución significativa a la alianza. —Contesto. —Cuando Jace inicie su trabajo como alfa, podre considerarlo igual o más Favre que Cyprian.

—Cuidado, Alfa, él es hijo de brujos malignos y fue criado por dos traidoras, Amina Belanger y Diana Ayleen...—La interrumpí.

Escuchar el nombre de esa bastarda junto a Diana me hace hervir la sangre.

—Les sugiero que se arreglen, porque la ceremonia empieza en veinte minutos. —Digo. —Póngale maquillaje en los moretones.

Antonella aprieta los labios para no decir más. Y sale con su hijo, sin antes fulminar con la mirada a Cyprian. Carlos suelta un suspiro, y una risita se le escapa de los labios.

—Debes enseñarle a Raphaël como controlar a Antonella—Bromea.

Al ver mi rostro, se torna serio. Le ordeno que me deje a solas con el niño. Cyprian me mira, no tenía remordimiento de nada, y solo se mantuvo en el sillón a la espera de su castigo. Pase mi mano por la mandíbula, haciendo un intento de calmarme.

—Quiero saber por qué tan de repente te llaman traidor—Le ordeno.

Niega con la cabeza. —¿Les crees a ellos? ¡Yo no hice nada!

—Golpear a un Favre es traición, niño— Len recuerdo. — Sabías que Jace tiene a su luna, si le hubieras llegado a tocar un solo cabello de ella, tendría que haberte matado.

—Yo jamás tocaría a una luna.

—Estabas tan sumergido en tu ira que no viste que la luna de Jace estaba intentando separarte de él— Explique.

Él frunció el ceño.

—Estás tan raro, Cyprian, desde que volviste de lo de tu profesor— Digo. —Me estás ocultando algo. Y estoy segura de que se trata de Belanger.

Enderezó su postura, y su respiración se vuelve tensa.

—Escuchame, niño— Comienzo. — Las traiciones me tiene harta, perdone a Carlos, a Nikolas y a ti porque sé que jamás harían nada contra la alianza.— asiente. — Y estoy dispuesta a perdonar a tu madre, a dejar que viva aquí contigo si cooperas. Pero Amina Belanger me las tiene que pagar, ella mató a un beta de alto rango y amenazó a mi familia.

Sword Onyx [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora