CAPÍTULO 37

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LOS HIJOS MÁS AMADOS

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Horas antes...

CYPRIAN FAVRE

Salgo del baño, era molesto usar traje y agradezco que solo deba ser en ocasiones especiales. Entro a mi clóset. La ropa que tenía en el castillo era muy diferente de la de mi habitación en la fortaleza del tratado Triqueta. Aquí abundaban los abrigos y trajes azul marino y negro, de las pieles más costosas y hechos a medida, botones de oro y plata.

En la casa de mi madre, la ropa era una montaña rusa de colores y texturas. Cada vez que salía, volvía con una prenda que aseguraba me quedaría increíble, aunque a veces no era así, pero el brillo en sus ojos cuando la usaba no me dejaba rechazarla o negarme.

Abrocho los últimos botones de mi abrigo, y por supuesto, no olvido mi bufanda o mi madre abrirá un portal aquí mismo.

Al salir del clóset, del balcón entra un destello blanco, que sabe muy bien dónde ir, a mi escritorio. Esbozo una sonrisa y voy de inmediato a verlo. La grulla de papel sacude la nieve que trajo desde Suiza antes de desenvolverse, volviendo a su plana figura.

"Buenas lunas, príncipe.

Gracias por enviar ayuda para mi aquelarre, sin embargo, yo no se la pedí... la responsabilidad de salvar a mi pueblo solo me corresponde a mí.

Sé que puede estar ocupado, quizás con licántropas de su Alianza, pero lo único que pedí es que sus cartas vuelvan a ser más frecuentes.

No rogaba por su lástima y mucho menos quería ser una molestia.

He devuelto a Agatha las provisiones que envió.

Espero que no vuelva a hacerlo, príncipe.

Furiosa, Leah"

Cierro los ojos por un momento y niego con la cabeza. Carajo, mi madre me dijo que se enojaría ¿Por qué? Diosa, ¿por qué no le hice caso?

Sumerjo la pluma en la tinta, y apenas toco la hoja, sus palabras se desvanecen. Pienso muy bien lo que escribiré, porque una vez que trace en ella, no se borrará.

"Querida Leah,

Lamento haberte ofendido de esa manera, no fue mi intención y, por supuesto, no lo volveré a hacer. Desde ahora, el tiempo para escribirte y leerte siempre lo tendré disponible, pero me encantaría verte.

Sé que ambos tenemos responsabilidades que afrontar, pero si me permites y en la fecha que dispongas, viajaré a Luna de Invierno para visitarte.

Y por favor, mi nombre no es príncipe, no eres una de las licántropas de mi Alianza para tratarme con tanto acatamiento. Tú puedes llamarme Cy o como quieras, menos príncipe, me parece muy frío.

Atento a tu respuesta.

Cy."

Al momento de firmar, la hoja comienza a doblarse y se eleva, desapareciendo a toda velocidad por el balcón. Me coloco los guantes antes de salir de la habitación. En los pasillos, saludo a todos los empleados, y ellos hacen una reverencia.

Jessica me esperaba en el campo de tiro, para irnos al encuentro junto a Rhea. Estaba preparado, ya he mejorado con la magia demoníaca y sé que soy capaz de defenderla si Rhea intenta algo.

Tengo a Nara de mi lado.

Al momento de pasar por el salón principal, noto las voces, reconociendo la de Ravena. Con cautela, atravieso la entrada, pero...

Sword Onyx [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora