chispa

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Desde que tenía conciencia, Rhaast había aprendido un montón de cosas.

1.- Que jamas volvería a ser el de antes.

2.- Que los humanos fueron los causantes de su encierro.

Cuando aprendió a convivir con sus pensamientos, ahora, más arraigados a la destrucción, venganza y violencia. Rhaast comenzó a escuchar. De alguna forma pudo oir el exterior y, en medio de la nada, escuchó la conversación de dos desafortunados humanos que tuvieron la desgracia de encontrar algún fragmento de donde ahora suponia Rhaast su alma se encontró comprimida.

Según estos dos sujetos, con ayuda del aspecto del amanecer los humanos conjuraron un hechizo capaz de comprimir a tal punto el alma de los corruptos, ahora llamados Darkin .

- Así que eso sucedió – Y así escuchó su voz por primera vez desde el encierro. Sostuvo su garganta entre sus garras y al principio pensó en lo desagradable que sonaba, pero luego de cierto tiempo comprendió que podía ser usado a su favor. – Tan bien como los humanos adoran, tan bien temen . – Dijo marcando una sonrisa sádica en su rostro.

Tenía que vengarce. Los exterminarían a todos, sin vuelta atrás.

Misión.

Había pasado poco más de una semana desde su inmersión en las sombras, y para sorpresa de Zed el humor y carisma de Kayn seguían intactos. Era impresionante, y el mejor candidato a su sucesión. Pero aun era muy pronto para pensar en esas cosas. Él era aún demasiado joven, y el limite era cuanta oscuridad su alma pudiese soportar.

Kayn por su parte comenzó a notar los cambios que las sombras causaban en él, lo hacian más rápido, más preciso, más letal . Impresionante en todos los aspectos, un prodigio.

Y así, cada día más. Por al menos los 3 años siguientes, Kayn perfeccionó la oscuridad que le había sido otorgada cumpliendo misiones, y Zed consiguió a quien buscaba:

El arma en efecto era un Darkin. Artefacto milenario que dentro de si portaba el alma de un ascendido caido. Por eso Noxus no pudo lidear con él, porque aunque tuvieran bajo su poder a una de las hechiceras mas versátiles del mundo exorcizar a este ser era un imposible. Nada lo sacaría de esa prisión, sólo alguna divinidad.

Le blanc tuvo que haber intentado todas las formas posibles de doblegarlo. Y sí ella no pudo, nada humanamente posible lo haría.

Pero tenerla en su posesión y/o destruirla (desde el punto de vista de Zed) fue él motivo por el cual Karma e Irelia lo emplearon. Jamás dijo nada sobre dominarla. Sólo alejarla de otros imperios, en Jonia estaba segura, le gustara o no admitirlo era mejor tener una bota sobre la cucaracha que al reves. Kayn estaba listo, y ahora más que nunca Zed estaba convencido de que era el momento de probar su valía.

El arma iba a ser transportada en una caravana custodiada por soldados elites del imperio noxiano: no ameritaba menos. Si Kayn iba a obtenerla, necesitaba una distracción. Nakuri sería el indicado, aunque Zed no estaba seguro de si este saldría vivo de allí. Tampoco con Kayn pero, digamos que con Nakuri mucho menos.

Lo pensó por unos minutos, y luego simplemente lo aseguró.

Y así fue. Después de las indicaciones, ambos partieron al encuentro con los noxianos. Era la primera vez que Kayn volvia a dicha tierra desde su encuentro con Zed.

CONSTELACIONES  [Kayn x Rhaast] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora