premonición

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La meditación fue un éxito después de que Kayn despejara su mente. Casi logra olvidar a Rhaast durante el tiempo que tardó en ello de no ser por la constante pulsación en dicho vínculo, incluso en ocasiones Kayn lo comparó con el latir de un corazón.

Pensarlo de ese modo le pareció un poco cliché. Como las escenas en esas novelas escritas que Zed le hacia leer de pequeño sobre amores y romances. Aunque jamás lo vio de la forma romantica. Más bien de la forma literal.

Kayn no comprendia exactamente lo que comenzaba a suceder dentro de el pues jamas habia sentido nada similar. No sabía lo que era extraño, por ende sólo lo veía como algo que era normal. Suponía.

Creía y esperaba que tal vez, muy dentro de sí, Rhaast también sintiera lo mismo.

No. No era así.

Rhaast durante todo ese tiempo se mantuvo minimizado al limite dentro del vínculo, observando cada pensamiento que era reforzado durante la “meditación” que Kayn llevaba acabo. Le pareció curioso que, “meditar” para Kayn era organizar pensamientos más no aclararlos. Se preguntó si acaso el joven humano pasó toda su vida pensando que meditaba de la forma correcta.

Su pregunta se vio respondida unas cuantas horas después. Kayn siguió meditando de la misma manera incluso si Rhaast, en su experimento por conocer el tipo de meditación que Kayn practicaba, no volvió a perturbarle.

- Meditas de la forma incorrecta. – Kayn se sobresaltó a mitad de pasillo con un té hirviendo sobre su mano izquierda. - ¿Te aterra mi presencia?

- ¡Rhaast! – Parecía incluso emocionado. Pero le era imposible acorroborarlo pues, los pensamientos de Kayn asi como sus sentimientos seguían nublados. Al parecer habia aprendido una forma de bloquear a Rhaast lejos de ello. – Pensé que tu misión era hacerme la vida imposible.

- Oh, no no pequeño. – Dijo Rhaast materializandose en Kayn de vuelta, en el mismo lugar de siempre, con una sonrisa socarrona y una especie de reverencia burlesca. – Mi misión es destruirte. Basicamente, “hacerte la vida imposible” es parte de ello pero...

- Sí sí, ya entendí. Ya. – Dijo Kayn, tomando un sorbo de su té y recobrando su paso por el pasillo. – Era mejor cuando no estabas por aquí. ¡Las mejores... eh... déjame ver... hm... 12 horas! De mi vida desde que estas aqui asi que. – Gesticuló una mueca con sus labios en plan “not bad” y prosiguió.

- ¿Es realmente eso lo que quieres?

- ¿Por qué no debería? – Kayn demostró a su alrededor para así percatarse de que ningun acolito le viera “hablando sólo.” Según Zed, era mejor no explicarselo a ningun otra persona por ahora.

- ¿Quieres que te enseñe? – Y, atravesando el muro que Kayn había puesto para dividirlos, tomó con ambas manos el craneo de Kayn. Obligandole ver otro recuerdo.

Eran las dunas nuevamente, pero esta vez se teñian de rojo .

Kayn sintió como el piso se agrietaba bajo sus pies, como el cielo parecía caer a pedazos con cada estruendo y como el aire, en vez de ser una brisa suave como la del anterior recuerdo, presionaba y condensaba todo lo que estaba a su alrededor.

Kayn gimió agonicamente en un intento de recuperar el poco oxigeno que le fue otorgado, y girando sus ojos hacia parte del cielo con gran sobre-esfuerzo pudo ver dos figuras enfrentados a lo lejos.

CONSTELACIONES  [Kayn x Rhaast] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora