CONSTELACIONES [Kayn x Rhaast]

Atención

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Kayn salió de la habitación de su maestro tan decepcionado de si mismo como podía estarlo. Durante sus 3 años de labor jamás había cometido un solo error, siempre cumplió su misión de manera perfecta, hasta ayer.

- Siempre hay una primera vez. – Escuchó en el fondo de su mente. Y a pesar de saber que Rhaast se refería a su reciente pensamiento, no pudo evitar recordar lo sucedido en la ducha.

- ¿Por qué hiciste eso anoche? Maldito asqueroso. – Rhaast se cruzó de brazos ante la acusación del joven. No vi el por qué hacer enfasis en tal asunto. Pero jugaría un poco con el asunto, después de todo ¿por qué no?

- ¿Eso?   - Dijo sonriendo de manera socarrona y moviendose en la mente de Kayn. - ¿A qué te refieres exactamente?

- En la ducha. ¿Qué te llamó la atención de mi cuerpo para... tocarlo ? – Era divertido, Rhaast vio como el chico se ahogaba en un vaso de agua. Ni siquiera sabía como empujar sus recuerdos hacia él.

- Oh, pero si te acabo de responder. – Movió su cabeza a un lado, sin hacer contacto visual con él. – Siempre hay una primera vez para todo.

- Eso no responde mi maldita pregunta. – De nuevo, esa pequeña y casi imperceptible corriente eléctrica que corrió por el vínculo se manifestó. Era ira... pero esta vez más por impaciencia que por fijación.

Habían cosas que Rhaast podía admitir, como su gusto por la aniquilación y destrucción, por la venganza, por el color rojo y por el amanecer tanto como por el anochecer.

Pero, a su vez, habian otras que jamas podrian.

Como la atracción que sintió hacia Kayn cuando éste se enojaba.

Solo lo había sentido un par de veces, pero la sensación le era satisfactoria y desconocida. Deseaba probar más de lo que era desconocido y ahora atractivo ante él, entonces pensó que, provocaría esas reacciones cada vez más frecuentemente terminaría agotando a Kayn, y satisfaciendo más a su propio ser. “Como debería ser”.

- No tengo porque responde tus dudas, niño. – Girandose a su posición anterior, Rhaast no sobresalieron ninguna pista de su sentir. Esto era nuevo para él, pero eso no significaba que no sabía controlarlo a la perfección. Sabía exactamente que cosas dejarían ver a Kayn de su mente, y que cosas no (a diferencia del joven quien, claramente no sabía absolutamente nada de control).

-Eres una mierda. – Hubo una pausa en su hablar. - De todos los malditos Darkin me a tocado el más patético y mierda de todos. – Y de repente, el muro oscureció casi en su totalidad el contacto con ambos. Ahora la mente de Kayn era un pasaje nubloso que Rhaast difícilmente podía leer.

Kayn esperó obtener una respuesta, pero la expresión imperturbable y fría de Rhaast fue todo lo que obtuvo. Detalló su rostro en su desconcierto, todo era tan perfectamente perfilado y rígido. Cada orilla de su mandibula era recta y afilada, se preguntó si, por ejemplo, podría cortar la piel de un durazno al rozarla contra ella. Sus ojos terminaban en punta y parecían delineados irrealmente por algún escultor infernal. Rojos , y, profundos.

Admiró sus cuernos, afiló aún más que su mandibula y con una forma bastante peculiar. ¿Todos los darkin eran similares a Rhaast o, acaso, era él diferente al resto?