37. Fiesta y armas

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Desperté en cuanto comencé a sentir húmedo mi cuello y pecho, Daryl era la razón. Hace tanto tiempo que no dormía en una cama tan cómoda, que incluso me costaba abrir los ojos...solo sentía su pesado cuerpo encima mío y sus labios disfrutando de la desnudes de mi piel. 

— puede ser considerado acoso si no te doy mi consentimiento - murmuré

— ¿Puedo? - preguntó, su aliento caliente chocó contra mi piel 

— idiota... - dije - ¿Ya es la hora? 

— mhm... 

— ve tú en mi lugar, confío en que tendrás coherencia de elecciones 

— Rick te escucha más a ti 

— cuando vuelvas solo dime que dijeron y veré si tengo que insultar a Grimes o darle la razón 

— bien - dijo y se levantó para cambiarse 

— también habla con Carol 

— hazlo tú, no soy perro mensajero

— lo haría, pero tú la vas a ver ahora...quiero saber si decidió quedarse en la casa Grimes o venir aquí - dije - no es tan difícil, ¿Lo harás? 

— mhm 

— no digas "mhm" - dije y lo imité - responde 

— lo haré...que molesta eres - murmuró 

— dímelo a la cara si tienes un par de pelotas, Dixon - me levanté de la cama - tienes bajo el cierre - señalé y él miró, en cuanto bajó su cabeza golpeé su nuca - caíste, imbécil - palmeó mi trasero con fuerza mientras pasaba, dejando un increíble ardor en la zona - auch! - grité, mientras se iba - ESCAPA! COBARDE! NO PODRÁS HACERLO POR SIEMPRE! 

Una ducha rápida y un cambio de ropa, la que traía ya no era muy útil. El invierno estaba cerca y tener ropa tan desabrigada podía jugarme en contra, por suerte las camisetas de Daryl eran manga largas y cómodas. Tomé las vendas ya limpias y volví a acomodarlas en mis manos, que bien se sentía tenerlas. 

Al salir, la primera persona que vi afuera fue a Jan y me acerqué, después de todo necesitaba un poco de ayuda. Ella sonrió amablemente y dejó de regar sus plantas, sacudió sus manos en su pantalón y se acercó. 

— buen día, veo que ya se acomodaron en otra casa... - dijo - y estás usando la ropa que te dejé, eso es una buena señal, se están acomodando...intenté buscar prendas que se acoplen a tu estilo, pero no encontré demasiadas

— están bien, es bastante ropa, gracias - dije - ¿Dónde queda la enfermería? 

— ¿Te sientes mal? déjame llevarte 

— no, solo quiero ir a buscar algo, no me siento mal 

— bien - dijo, no muy segura - tienes que girar ahí y seguir dos cuadras, te darás cuenta que es la enfermería por las puertas están abiertas y también hay un cartel 

— gracias, nos vemos 

— claro! buena suerte 

Claramente no sería su amiga, pero no era una mala persona. Encontrar la enfermería fue fácil, y al entrar me di cuenta de que estaba completamente vacía, punto para mí. Comencé a revisar el inventario y luego buscar lo que necesitaba, la pastilla del día después y porqué no, unos condones. Abrí el paquete y la tragué sin la necesidad de agua, guardando lo demás en los bolsillos de la chaqueta. 

Verano eterno ☁️ [Daryl Dixon] Pt.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora