41. Jesús

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▂▂▂▂▂▂▂▂ pov: Olive ▂▂▂▂▂▂▂▂

Luego de la tormenta, viene el arcoíris, eso es lo que mi padre siempre decía cuando un huracán se acercaba a la isla. Recuerdo que cuando este pasaba y el clima se tranquilizaba, siempre nos llevaba a pescar y luego los asábamos todos juntos, en familia. Él siempre encontraba el lado positivo de todo, o al menos, hacía ver lo negativo como algo positivo. A decir verdad, es la persona que más extraño en el mundo...me gustaría poder abrazarlo una sola vez más, pero intento pensar en que él está bien, cuidando de Garfio y hablando con el profesor Jung. 

Nos costó tiempo, trabajo y lágrimas volver a recomponer Alexandría, ya habían pasado unos ocho meses desde el incidente y aún quedaban pequeños recuerdos vagando por ahí. Por ejemplo, sé que a Daryl le seguía pesando en la conciencia el problema con Dwight y Sherry, a pesar de no haber sido su culpa. 

Hablando de Daryl, volver a la normalidad nuestra relación, fue de las cosas que más feliz me hicieron. Extrañaba hablar con él, pasar el rato y quizá dormir juntos, aunque jugar la carta de "aún sigo un poco enojada" fue divertido. Hubo algo en el bosque que lo cambió un poco, a veces, por la noche, despierta y me abraza con fuerza, como si me fuera a ir...hoy era una de esas noches. 

Se levantó y se dio la vuelta, para atraerme hacia su cuerpo con cuidado. Mi rostro estaba pegado a su pecho, que subía y bajaba con bastante intensidad, su mano se colocó detrás de mi cabeza y aplastó su mejilla contra mi coronilla. ¿Qué era lo que le preocupaba tanto?. Abrí mis ojos suavemente y pasé mis brazos por su torso, para corresponder el abrazo. Él notó que me había despertado y soltó mi cabeza. 

— ¿Qué está pasando? - susurré

La única luz de la habitación era la luna, que entraba por la ventana, y hacía ver sus ojos brillantes y profundos. Podía jurar que en ese mismo momento, estaba viendo al Daryl joven, que era golpeado por su padre y venía a refugiarse en mi casa, con sus ojos brillantes y tristes. Mordía su labio inferior, quizás, reteniendo sollozos o palabras, mi mano se posó sobre su mejilla y con mi pulgar lo acaricié suave y delicadamente. Se veía tan frágil como una vasija de porcelana y eso me hacía sentir que debía tratarlo con delicadeza. 

— tengo miedo - confesó 

Su voz casi que temblaba y seguía mordiendo su labio con intensidad, a decir verdad, él jamás había dicho una cosa así. Por un lado, me sentí feliz de que pudiera confiar en mí, y por el otro, sentí miedo de aquello que lo aterraba tanto. 

— ¿De qué? ¿Qué sucede? - quería llegar al fondo de esto 

— no quiero que te lastimen 

Si alguien me hubiera dicho hace unos años que algo como esto iba a suceder...probablemente me habría reído con fuerza. Pero ahora, que el momento era tan real como la luna que nos iluminaba, lo único que sentí fueron ganas de llorar con fuerza y no por tristeza, sino por el amor que sentía en mi corazón. Mi pecho solía sentirse vacío, como si hubiera algo que estuviera fuera de lugar...pero estando con él, aunque sea en silencio, mi pecho se sentía completo, cálido y eufórico. 

Era como permanecer en el tiempo, en aquellas noches de verano en la isla que me hacían sentir tan bien. 

— estamos bien - fue lo primero que se me ocurrió decir - estamos juntos y sanos...no van a lastimarme y aunque lo hagan, volveré a levantarme, porque está en mi naturaleza y también en la tuya 

— nuestro pasado no nos exime de recibir golpes fuertes en un futuro 

— no, pero nos preparó para lo peor...hemos vivido el hambre, el frío, la soledad e incluso el sentir que éramos una basura de la que todos querían deshacerse. Nos consideraban la mierda que dejó el mar y ahora somos los que sobrevivieron al huracán, somos fuertes...demasiado, y vamos a estar bien, tarde o temprano, pero lo estaremos y juntos

Verano eterno ☁️ [Daryl Dixon] Pt.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora