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Un castaño vestido elegantemente con un pequeño descontraste en su espalda al llevar una mochila, miró su celular y luego lugar, sintiendo sorpresa.

No muy seguro llamó a la puerta dos veces, al no oír respuesta volvió a hablar y comenzó a revisar su celular para esperar.

La puerta había sido abierta y el hombre miraba fijamente sin comprender, pero el castaño no se había percatado pues miraba muy entretenido su celular.

Tras unos minutos el chico ya estaba listo para volver tocar la puerta cuando se llevó la sorpresa de que ya se encontraba de él un señor de ojos negros y mriada fría.

- No puede ser...- murmuró. - Había olvidado su nombre, era usted. - recordó y vio la confusión del hombre. - Seguramente no me recuerda, soy Dominic Sayre. - extendió la mano y el hombre, dudoso la extendió.

- ¿Que quieres?

- Que amable. ¿Me permite pasar? - le preguntó viendo fijamente los ojos negros del hombre.

- ¿Por qué? - alzó una ceja y el chico trago en seco.

- ¿Es usted Severus Snape, no es así? - el hombre asintió. - Quiero hablar de Amaris Snape.

El de ojos negros de inmediato tomo interés, Dominic se percató de que aquella seriedad se había esfumado y el ligero fruncimiento de entrecejo que tenía minutos atrás, ya no estaba. Severus se hizo a un lado dejando que el castaño pasara.

- Linda casa. - dijo observando cada rincón del lugar. - ¿Aquí vivió ella? - le pregunto curioso aún observando la casa.

- Sí. - respondió analizando a el chico.

- Es pequeño...- murmuró y Snape frunció el entrecejo. - No, no, no me malinterprete. - se apresuró a decir. - Seguro en su momento fue acogedor.

- Eres un Sayre, seguro la casa es del tamaño de donde guardan las escobas. - se encogió de hombros sentándose.

- No se equivoca. - murmuró apenado. - ¿Y vive aquí solo o...? - el chico se quedó callado de inmediato, se acercó a la mesa donde se encontraban retratos, un joven de cabello pelinegro que tenía una vestimenta sencilla pero era elegante, era del joven y una pequeña niña rubia de ojos azules, ojos que conocía a la perfección.

- Vivo solo. - el hombre miró el reloj que se encontraba en la pared y luego el calendario. - Me parece que no tienes la mayoría de edad, ¿No deberías estar en Hogwarts?

- Le parece mal, si tengo la mayoría de edad y si debería estar en Hogwarts, pero según parece estoy en la etapa de la rebeldía, una escapada común en los adolescentes.

- Eres un niño mimado. - dijo entonces y el chico giro a mirarle con seriedad.

- Gracias a mis padres si lo soy, recibo todo, sin embargo no soy lo que insinúa. No porque me lo den todo hago lo que quiero o aproveche de ello.

- Un niño agradecido, vaya al menos si estás educado.

- Bueno tuve padres presentes siempre. - hablaba cada vez con más seriedad. - Una lástima que usted tenga que desquitar su ira con todos los de su alrededor, una cruel vida, pero si quiere ser bien tratado usted también debe poner de su parte. Y no permitiré que me insulté.

- Cada vez salen más frágiles, no les agrada que les digan algo porque se ofenden de inmediato, culpa de los padres por ser tan idio...

El joven amenazó con su varita al hombre y negó, Severus vio la molestia en los ojos de chico.

- No sé atreva. Si no permito que me insulte a mi, a mis padres menos. Ahora entiendo porque no lo visita.

- ¿Quién? No necesito la visita de nadie, mocoso.

𝓐𝓮𝓽𝓮𝓻𝓷𝓾𝓶 [𝚆𝚑𝚊𝚝 𝚑𝚊𝚙𝚙𝚎𝚗𝚎𝚍?]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora