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En aquel cuadernillo Amaris terminaba de sombrear un poco el dibujo que hacía, mientras encendía su cigarrillo y dejaba el lápiz a un lado observaba el dibujo tratando de que fuera lo más detallado posible.

Quería que fuera lo más realista posible pero realmente tampoco quería que pareciera una fotografía, quería que se distinguirá el que se trataba de un buen dibujo hecho con lápiz.

Mientras le daba una calada a su cigarrillo miró el dibujo que se encontraba en su cuadernillo, el cua estaba repleto de dibujos, pero este que había terminado se trataba de un recuerdo suyo que había retratado, era Hermione Granger.

Sentada en un escritorio su espalda arqueada con sus ojos cerrados, sus labios ligeramente abiertos, pechos descubiertos  y cuerpo completamente desnudo.

Amaris tiró la ceniza de su cigarro mirando los razgos del rostro para ver si debía componer algo.

El aire corrió cambiando la página de su cuadernillo a el dibujo de una mansión, que a vista de cualquiera sería una enorme mansión normal como cualquiera, pero si miraban a las ventanas podían distinguir distintos dibujos perturbadores. Mientras que por fuera de la mansión se encontraba la figura de un hombre que miraba la mansión, se podía mirar el perfil de aquel hombre, hombre que cualquiera que lo conociera podría saber que se trataba de él de inmediato, un hombre al que Amaris llevaba años sin ver.

— Vaya...– Amaris miró de reojo al hombre que observaba maravillado su dibujo. — ¿Lo has hecho tú?

— Aparento no tener talentos, ¿No? – después dio una calada a su cigarro y su cuñado se encontraba delante de ella.

— Es maravilloso, ¿Es tu casa no es así?– la mujer asintió. — ¿Quién es ese? – preguntó curioso señalando al único hombre que ha una logrado distinguir, dejándole claro a Amaris que el Sayre no había apreciado bien su dibujo, esta soltó algo parecido a una risa.

— ¿Qué haces aquí, Taylor? – preguntó sin mirarlo y tirando la colilla de su cigarro, miró su mano y saco un pañuelo para limpiar unas pocas manchas rojas que tenía en estas, y al terminar limpió las de sus zapatos.

— He venido a buscarte porque es la hora de la comida pero no encuentro a Dominic. – miró confuso a la mujer aquellas manchas y a la mujer que se encontraba muy pensativa. — Y tampoco a Andrew. Creo que mis hermanos se han vuelto a enojar con él porque les he preguntado por él para la comida e inmaduramente me han dicho que no sabían de quién hablaba, ni de ti.

— Sí...– carraspeo encendiendo otro cigarro a la vez que cerraba su cuadernillo y lo metía en el bolsillo de su túnica. — Que extraño, más porque evidentemente tus hermanos no son ni poco inmaduros.

El hombre no supo si la mujer está a siendo sarcástica pues siempre le había costado distinguirlo pero ahora la mujer se encontraba extraña lo que le hacía confundirse más, al esta parecer disociada se le dificultaba identificar su sarcasmo.

— ¿Has visto a Dominic? – Amaris negó mientras se levantaba de la silla. — No lo sé, dicen que lo vieron salir corriendo de la mansión, parecía furioso pero creí que estaría por alguna parte de la mansión, aparentemente no.

Amaris frunció el entrecejo y soltaba el humo de su cigarro.

— ¿Eso hace cuánto que fue?

— Unas tres horas quizá, deberías venir a comer, seguro que fue a algún lugar con Andrew para despejarse de todos estos problemas Sayre.

— No creo. – negó dando la vuelta lista para irse.

— ¿A dónde vas? – preguntó confundido.

𝓐𝓮𝓽𝓮𝓻𝓷𝓾𝓶 [𝚆𝚑𝚊𝚝 𝚑𝚊𝚙𝚙𝚎𝚗𝚎𝚍?]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora